Vinieron otra vez infinitas canoas cargadas de gente, y todos traían oro y collares, y cuentas de infinitas maneras, y atados los pañezuelos a las cabeças que les tienen los cabellos, y bien cortados , y parecelos muy bien; llovió mucho, y por eso cesaban gentes de ir y venir, vinieron unas mugeres que traían en los braços sartas de cuentezuelas, y entre ellas perlas y aljófar, finísimas, no como las coloradas que se hallaron en las islas de Babueca, rescatáronse aquellas para enviarlas a sus Altezas...
Pregunté a los indios donde se hallavan o pescavan, y mostráronme de las nácaras donde naçen, y respondiéronme, por bien claras señas, que nasçían y se cogían por el poniente, detrás de aquella isla.
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