Oh, pueblo depravado en esta hora
en que vives feliz sin darte cuenta
de lo feliz que eres con la renta
y el aumento y el punto y la mejora.
Como niño que rabia y luego llora
porque le dan calmante y aspirina,
rechazas la ingeniosa medicina
de una dieta prudente y protectora.
Con expresión procaz, zurdo y alcohólico,
protestas del vacío de tu olla.
No comprendes la lucha contra el cólico.
Sueñas en rico guiso y tierna molla,
roja legumbre y requesón diabólico,
y para hablar pronuncias mierda y polla.
T.B.O. de Alfonso Sastre.
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