martes, 27 de marzo de 2012

luxor

Madrugar encima de un barco sobre el Nilo es una auténtica delicia.
Vamos a los valles de las Reinas y de los Reyes. En el primero visitamos la tumba de Titis, con relieves policromados. Su padre le presenta todos los dioses. Alucinantes pinturas en la tumba de Nefertari, abierta el año pasado. Carísima la entrada.
En el Valle de los Reyes visitamos la tumba de Ramsés. Sarcófago destrozado con fuego para romper la gran piedra. Los muros están escritos sobre blanco y los techos de azul oscuro con pinturas doradas, blancas, amarillas y rojas, representando el libro de los muertos. Me extraña que no estén alisados,que sean tan rústicos. Los dioses con cuerpo humano y cabezas de animales. La de Amenophis tiene el sarcófago completo. La de Ramsés XIX es la número seis.
Los agricultores de Luxor viven pobremente en casas de colores. Algunos pintan en las fachadas sus viajes a la Meca. Hay aviones y barcos preciosos, y otras vicisitudes. Están rodeadas de palmeras y suelen tener un corral de adobe, y algunas, palomar. Los animales corretean alrededor. Algunos búfalos flacuchos están encima del techo. Los hombres se sientan encima de una especie de sofá de caña que parece una jaula, tomando la sombra. También hay poblados en las rocas del desierto, excavadas o formadas por casitas pintadas de colores chillones sin una sola sombra. A pesar de su pobreza, o quizás por eso, tienen antenas parabólicas y tele. Las mujeres aman las novelas. Los hombres venden restos de cerámicas. Unas niñas se ganan la vida vendiendo muñecas de trapo a los turistas, unas muñecas preciosas torpemente cosidas que venden por una libra (cincuenta pesetas). Los demás niños van al colegio con un uniforme azul y blanco. Allí están hasta las dos. Vemos los templos funerarios de Hachesut y Tutmosis III. También los colosos de Memnón.
Los templos de Luxor y Karnak son impresionantes, exagerados, desproporcionados (con el hombre), enormes. Se me jodió la cámara de fotos. Beni no hace más que acordarse de su hermana, a la que le encantaría estar aquí, bajo estas columnas de  más de veinte metros de altura. Dan ganas de llorar, no sé porqué si todavía no han puesto la musiquita. Me refiero al templo de Karnak, que debe ser el templo más grande del mundo. Dentro está la mezquita más antigua de Luxor y una transformación copta en el santuario. Hay una escultura del joven Tutankamon y los relieves del Imperio Antiguo junto a los bajorrelieves de Alejandro Magno, oscenos ante la delicadeza de los primeros.
Demasiado bullicioso el de Luxor con tanto turista. Bebemos té y fumamos en sisha en las terrazas de una calle peatonal. Cuando ellos acaban sus pipas, se levantan, se besan o se dan la mano y se despiden.

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