sábado, 5 de noviembre de 2011

panjim, panaji, pangim, nova goa








 Creo que soy tan despistado porque la mayoría de las veces no estoy en este mundo. Suelo pensar que vivo en alguna ciudad pequeña en la que he sido feliz. Siracusa, Veracruz, Arequipa, Santa Clara... con sus  pequeñas rutinas. Una de ellas es Panjim, la capital de Goa.

Panjim en nada se parece a la imagen que tenemos de la India. Es una ciudad de unos 60.000 habitantes, con clase media, un número alto de católicos, con un 80% de alfabetización y  rodeada de playas donde se beben cubatas en las tumbonas a lo Torremolinos 70 (en Calangute 06).  

 Se puede hablar con mucha gente en portugués y tiene un barrio latino con casas pequeñas pintadas de colores y techadas con tejas en calles empedradas.

Allí estuvimos viviendo una semana, en la pensión Afonso (de Luis Suoza), entre el Panjim Inn y la iglesia de San Sebastián. Un barrio muy agradable en el cruce del arroyo Ourém con el río Mandovi, donde está la playa de Miramar, frente a los restos de un barco oxidado y ruinoso.
 Tiene templos budistas e iglesias barrocas, y en el Museo del Estado de Goa, piezas budistas, hindúes y católicas. También buenos bares como el Viva Panjim y restaurantes guapos como el del Hotel Venite.

Tiene una estación de autobuses grande, desde donde desplazarse a las playas vecinas de Baga, Calangute, Candolim, Colva, Anjuna, Cavelossim o Pâlolem, o a la estación de Karmali, para coger el tren a Mumbai.

Es en el restaurante del Hotel Venite donde pienso que paso la sobremesa convenciendo a Fenylon de que nos invite a una copa, pues lo acabo de dibujar. Después nos iremos al mercado a ver cómo venden los animales vivos. Mañana pillaremos una casita de madera en Pâlolem para sentarnos en la playa y ver el mogollón de cosas que pasan en un día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario