domingo, 15 de mayo de 2011

5ª feira, 14 maio 2009. campo de gerês - braga

 No para de llover, hasta los dibujos chorrean de tristeza. Hoy he dormido como un bendito. He soñado con una señorita que hablaba sin separar los labios en una cafetería de Braga. Emitía tal cantidad de salibazos que tenía empapada la pechera. A mi lado, una conferenciante de historia no paraba de chaspar.
Enciendo la lumbre en un periquete con las piñas.Voy la la Porta do Parque y pillo un folleto sobre la calzada romana. Dibujo el puente romano. Sigo la calzada o Geira, con un muro de piedra de granito mohoso, hasta la Quinta do Abade, donde hay un tilo gigante.
                                                                   
Antonio, apicultor de la quinta, dice que cuando él nació (hace sesenta años) ya estaba grande. Para él tiene un gran valor sentimental. Me cuenta que el escudo fue borrado (ver dibujo) por cuestiones políticas La quinta era de un abade y obispo que quería seguir anexionado a España. En la independencia fue española, me dice. Nos despedimos deseándonos suerte y bon día.
Cuando llego a casa, Beni ya está levantada. Comemos algo y decidimos largarnos, con esta lluvia no hay mucho que hacer aquí.

La parada de la viajera está junto al lavadero. Nos cobra siete cincuenta. Llegando a Braga otra vez el palacete que parece de brujas, con el
tejado de cerámica verde vidriada. En la estación, compramos dos billetes para Guimarâes, y dos menús. Mojo pan en la salsa de champiñones del frango. Nos vamos corriendo.

Llegamos a Guimarâes. Nos gusta el inmenso mercado municipal. Es una ciudad limpia, con un casco viejo de aspecto turístico. Muy cuidadito. En el centro de información turística, nos dan unos planos y nos tratan de maravilla. Nos recomiendan algunos museos y el castillo.
Nos quedamos en la pensâo residencial Las Trinas. En el Museo de Pintura Naif, hay un cuadro en que la selección portuguesa juega al fútbol y los ángeles la animan desde las nubes con banderas de Portugal. Museu de Arte Primitiva Moderna, Nuestra Señora de Oliveira, la muralla, el jardín de la iglesia de San Gualter y la estatua de bronce del conde de Arnaso perfilada sobre unos enormes álamos negros que mueven sus hojas. San Francisco con sus graciosas y grotescas gárgolas, azulejos de la vida de San Antonio. la Casa da Rua Nova, recostada en la muralla, Casa de Los Lobo Machado. En la fachada de la Iglesia de la Misericordia, dos señoras parece que se asoman.
Unos galaos y pasteles en Celeste, una cafetería de jóvenes que tiene un osito por mascota. El café está delicioso.

Me apreto un empedrado de pasta con pintas y varios tipos de carne. Nos invitan al ensayo de un grupo heavy. El local parece un bar, tiene cuadros pintados por ellos. Cafés chulos: Fábrica do Arquinio, Milenario (con bilhares en la parte superior), cafetería Ribela (Comercial 19) y el café Oriental.

Llamamos al timbre de la pensión. Se oye la cadena del retrete y luego aparece una señora con bigote. La habitación está calentita. Las pintas me suplican. Les doy de beber y las canso para que esta noche, derrotadas, no me cuenten su vida.
Inicio un nuevo cuaderno que compré en Braga, con la cubierta de piel roja.

1 comentario:

  1. ¡Vaya cuaderno de bitácora con sus planos del tesoro, con descripciones suculentas de las joyas apropiadas¡¡¡¡

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