miércoles, 31 de mayo de 2023

confitería del molino, buenos aires


Icono del arte nouveau porteño, el edificio de Rivadavia y Callao se terminó en 1917, junto al Congreso, para convertirse, como Confitería del Molino, en sede de las tertulias de la política, el arte y el espectáculo en el siglo XX, con postres como el Leguisamo, que nació por petición de Carlos Gardel como homenaje a su jockey favorito, el Juana de Arco y el Imperial Ruso. En 1997, sus dueños tuvieron que cerrarlo por problemas económicos. En 2018 se procedió a su restauración por un equipo técnico de 100 restauradores de la Cámara de Diputados, 50 del Senado y seis asesores de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Todos coordinados por la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, integrada por diputados y legisladores, que se creó a principios de julio, al ser transferido el inmueble al Congreso de la Nación.

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