Desde muy crío soy un apasionado del papel impreso. Esas láminas médicas que mandaban a mi abuelo, los atlas donde sobrevolar el mundo, los planos de las ciudades, los personajes junto a su biografía, los inventos explicados, las razas y las plantas sobre sus territorios. Mi pequeña enciclopedia, donde cada texto se acompañaba de una preciosa imagen silueteada de colores planos. Esa aventura de pasar las páginas para encontrar nuevos tesoros.
Rellenar cuadernos es, ahora, para mí, una auténtica obsesión. Se puede decir que no puedo vivir sin estar acompañado por un cuaderno. Ahí dentro está todo lo que me rodea diariamente: edificios, plazas, bares, usuarios del autobús, paisajes, frases encontradas, estados de ánimo, hojas de los árboles, sobres de azucarillos de los cafés, sellos, adhesivos, retratos, poesías, exposiciones, películas, encuentros, esperas... todo mi mundo está en los cuadernos.
El cuaderno no es solo un soporte de dibujos. Es un objeto mágico. Un viaje por sus páginas con sonido, olor y relieve. Une la fascinación de las enciclopedias con la emoción de lo hecho a mano. Las dudas de los trazos imperfectos, los colores que desbordan su territorio, las marcas de las pinceladas, los surcos de la punta de los bolígrafos, el goteo de la tinta china, la caricia de las páginas de papel biblia y el sonido metálico de las gruesas cartulinas. Me resulta difícil explicar lo que siento con un cuaderno en las manos. Quizás lo que un niño que encontrase el diario de Indiana Jones en un cajón, el mapa de la Isla del Tesoro en el hueco de un árbol o incluso una caja vacía difícil de abrir. Tiene esa emoción de lo que está por descubrir y la fuerza de un objeto con poderes.
Creo haberlo dejado claro. Me dedico a rellenar cuadernos y a disfrutar pasando sus páginas o las de los cuadernos de otras personas, entreteniéndome en ellas, incluso palpándolas. Podría decirse entonces que más que otra cosa, soy cuadernista.
Cautivadora explicación. Que sigas disfrutando y compartiendo, cuadernista !
ResponderEliminarLo mismo te deseo Marisa, cuadernista.
EliminarMe acabé enterando de que los cuadernos son los padres. En un día como el de Reyes, confieso que de tanto usar el amor al cuaderno se me acabó su magia. Añoro tu mirada limpia y soñadora con la capacidad de seguir creyendo en la magia y la sinceridad de los cuadernos. Sólo en los tuyos y en pocos más reconozco esa experimentada ingenuidad de la intuitiva y sincera gráfica personal. Me cansa tanto formalismo y perfección, piruetas con saltos mortales con red y play back. Aborrezco la instancia y obligación de tener que demostrar algo, que demuestre que soy amante y apasionada del dibujo y el cuaderno. Me retiro a las alcobas remotas y a las celdas sin wifi. Pero agradezco tu ventana siempre ventilada con aire fresco y puro. Felices Reyes Cuadernos.
ResponderEliminarCreo en el cuaderno, ¿qué mejor soporte?¿Quizás un móvil con alguna aplicación para dibujar y pintar? En lo que siempre he dudado son las reuniones para dibujar y los blog conjuntos para publicar. Las primeras solo son excusas para hacer amigos y los segundos para piropearse.
EliminarYo nunca he dudado de mi fe, Clara, de esta herramienta imprescindible; sin embargo siempre he dudado de su exposición pública.El cuaderno debe mantenerse como algo privado, como una cartera que llevamos en el bolsillo. Nunca pensar en los demás al respecto.
ResponderEliminarComo sabes, para mí este blog es un archivo donde guardo las cosas que me interesan como si fuera una lata de carne de membrillo en el último cajón del aparador. Gracias a sus etiquetas y al buscador puedo acceder con facilidad a mis cuadernos y otras cosas archivadas. Jamás pienso si esto o aquello gustará a alguien.
Deslinda por favor el cuaderno de su publicación. Dibuja y escribe para ti. Quiérete, esa chica de Zaragoza lo merece.