viernes, 7 de octubre de 2016

otoño



Se ha visto a menudo el otoño como un símbolo de la decadencia, como una etapa de la vida en que añoramos el pasado porque nuestro presente es feo y el futuro no promete muchas alegrías. También como una época de recogimiento después de los momentos exultantes de la primavera y el verano, de conserva de las cosechas; quizás también de arrepentimiento si nuestros atropellados pasos provocaron excesivos daños colaterales. Pero no todo es tristeza, es una época de escobas, de acción, para barrer el pasado e iniciar el más bello y hermoso ciclo.

Esta canción de letra triste, nostálgica y autolacerante, pero de música modernista post-ragtime, se grabó en México en 1934 y, aunque fue oída con frecuencia en las radios de su tiempo, es una de las canciones menos conocidas de Agustín Lara, cantante mexicano famoso por sus boleros y al que Madrid le dedica una plaza y una estatua.

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