La aparición de las lluvias, junto a las temperaturas aún cálidas, ha supuesto un rebrote de la huerta de verano que parecía estar en sus últimos momentos: más calabacines, berenjenas, pimientos, guindillas blancas, verdes y rojas, y los últimos tomates rojos y girasoles. A ello hay que añadir la aparición de las acelgas, y los nuevos tomates verdes, para conservas.
Por otra parte, se recogen las patatas, empiezan a verse calabazas pequeñitas y las primeras hojas de las lechugas. La albahaca y el perejil están a tope.
Para otros años, los tomates rojos ya habían desaparecido el 21 de septiembre y solo quedaban verdes.
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