Parece que Strummer visitó Almería con motivo del rodaje de un vídeo musical y, poco después, por el largometraje Straight to hell, de Alex Cox, en 1985. El paisaje, esos cielos abiertos, lo encandilaron.
Coincide en esos años que acababa de expulsar al guitarrista Mick Jones del grupo y The Clash, antaño referentes del punk, prácticamente habían dejado de existir. Entre 1984 y 1986 Joe Strummer estaba en una encrucijada. Entonces se refugia en Granada para escapar de lo que pasa en Londres. Fue allí donde se topó en la barra de un bar con el grupo 091, a quién ayudó en la producción de su disco Más de 100 lobos de 1986, que le ayudó a recuperar su ilusión.
Desde entonces, se estableció durante largas temporadas con su familia y amigos en San José, Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Allí lo llamaban Jou, y desconocían quién era (Pepe Luí dixit).
Su relación con España venía de lejos. Su novia a principios de los setenta era la malagueña Paloma Romero –conocida posteriormente como Palmolive como baterista del grupo The Slits–. Desde el exilio, Strummer comenzó a sentir una fascinación por Lorca, Andalucía y por la Guerra Civil que culminaría con el clásico Spanish bombs, de 1979.
Strummer estaba enamorado de esta tierra, según su esposa, Lucinda. Con ella y con un grupo de personas compartía una casa okupa en Londres pese a ser millonario. Allí, una noche, cuando cada uno exponía un proyecto futuro, Strummer dijo que quería montar una ferretería en Andalucía, anécdota que dio título al documental Quiero tener una ferretería en Andalucía sobre sus andaduras andaluzas.
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