Scelorchilus rubecula |
Zorrito Chilote o de Darwin |
Flor de Bereberis Darwinii Sapito Vaquero |
La isla tiene cerca de 90 millas de largo por casi 30 de ancho. El terreno es ondulado, pero no montañoso y está cubierto totalmente por un solo gran bosque, excepto por unos pocos espacios abiertos alrededor de pequeñas casas. - C. Darwin, Voyage of the Beagle, 1860
Gran número de árboles cargados de flores perfumaban el aire, sin disipar el efecto de la humedad del bosque… numerosos troncos muertos, erguidos como esqueletos dan a estos antiguos bosques un carácter solemne, que ya no es posible hallar en los países civilizados. - Charles Darwin en Chiloé
El Chucao (Scelorchilus rubecula) es el habitante más característico de los bosques templados chilenos, llamado “Cheucau” por Darwin. Para esta especie los troncos caidos son importantes sitios de nidificación, y la desaparicion y fragmentación de los bosques antiguos conducira a la desaparición de esta especie.
El sapito vaquero (Rhinoderma darwinii) es una especie endémica de los bosques templados, colectada por Darwin durante su paso por el sur de Chile. Esta especie se caracteriza porque el macho cría a su prole manteniéndola dentro de su saco bucal.
El zorrito chilote (Pseudalopex fulvipes), se encuentra sólo en la Isla de Chiloé y en algunos sectores de la cordillera de Nahuelbuta. Fue descubierto por Darwin en la Isla San Pedro el 7 de diciembre de 1834. Actualmente esta especie es considerada como Vulnerable.
El Alerce (Fitzroya cupressoides) es un arbol endémico de la Región de los Lagos, muy codiciado por su excelente madera. Se denomino como Fitzroya en honor al capitan del “Beagle”, don Robert Fitz-Roy. Esta especie es una de las más longevas del planeta. Un árbol de 3600 años fue cortado en 1974 cerca de Puerto Montt.
El Michay (Berberis darwinii) es un arbusto muy típico de Chiloé, que coloniza espacios abiertos. Tradicionalmente la comunidad chilota usa sus raíces para teñir la lana y consume sus frutos. Los científicos la han clasificado B. darwinii en honor a Charles Darwin.
Intentó escalar con Fitz Roy la cima de la isla. Pero el bosque era impenetrable Les cerraban el paso las puntiagudas ramas que arañaban su cara y sus manos mientras las enredaderas los atrapaban como peces en la red; el suelo estaba cubierto por un caos de árboles muertos o en descomposición, así que o tenían que avanzar a gatas o trepar peligrosamente hasta las copas de los árboles. Finalmente renunciaron desesperados y partieron hacia el sur.
Tras varias semanas de borrascas y tempestades, sin ningún contacto con la civilización, volvieron de nuevo a la isla de Chiloé y el 18 de enero de 1835 anclaban por segunda vez en la bahía de San Carlos. Fue esa noche cuando vieron el volcán Osorno, a unos 150 km tierra adentro, en erupción. "A las doce de la noche el centinela observó algo semejante a una gran estrella que aumentó gradualmente de tamaño hasta las tres, cuando la mayoría de los oficiales estaban en cubierta mirando. El espectáculo era magnífico; con la ayuda de un vidrio, en medio del fuerte brillo rojizo de la luz, se podía observar una continua sucesión de objetos oscuros que eran lanzados hacia lo alto y luego caían. La luz era suficiente para proyectar sobre el agua una sombra larga y brillante. Por la mañana el volcán parecía haber recobrado la calma". Se quedaron asombrados al enterarse más tarde de que el Aconcagua, 750 km al norte, y el Conseguina, 4320 km al norte, también habían entrado en erupción la misma noche.
Alan Moorehead Darwin. La expedición en el Beagle (1831-1836)
En las imágenes: Iglesia de Castro y la plaza de San Carlos de Chiloé.
En las imágenes: Iglesia de Castro y la plaza de San Carlos de Chiloé.
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