miércoles, 28 de julio de 2021

el coche de orwell

Los fabricantes han acelerado el desarrollo de los coches eléctricos ante la perspectiva de una prohibición definitiva de los vehículos de combustión, que la Comisión Europea ha fijado finalmente en 2035. Esta electrificación ha reforzado aún más la digitalización y conexión a Internet de los vehículos, una tendencia iniciada hace años pero que ahora toma una nueva perspectiva. A falta de confirmar si la práctica se extiende a modelos de gamas más bajas, por ahora los fabricantes han apostado fuerte por la vía de negocio consistente en bloquear informáticamente las capacidades mecánicas del coche y cobrar una tarifa por activarlas.
El nuevo Mercedes EQS solo alcanzará su máximo radio de giro si se paga una cuota anual de 500 euros, o de 1.169 por tres años. El fabricante alemán va a utilizar este modelo para probar una nueva tecnología que llama "Over-the-Air" (OTA), que consiste en la posibilidad de añadir extras al coche de manera inalámbrica temporalmente pagando cuotas.
Otro ejemplo es Tesla, una parte de sus ingresos llega a través de los pagos que deben hacer sus propietarios a cambio de actualizar el software de sus coches e instalar funciones. 
Volkswagen quiere cobrar una tarifa de 7 euros por cada hora de conducción autónoma en su nuevo modelo Trinity, que saldrá en 2026.
"Ese control a lo mejor puede estar bien para mejorar la seguridad, pero va a ser a costa de estar vigilado en todo momento y de perder autonomía sobre el coche: si la operadora decide que no puedes ir a un sitio, lo bloquea y no vas. Lo que hay que evitar es que nos fuercen a tener un coche con estas funciones, es decir, que se imponga como estándar y que simplemente nos den un contrato de condiciones como los de política de privacidad que nadie lee", así lo exponía en 2019 Xabier Vilajosana, catedrático en el área de sistemas de comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya y experto en el desarrollo del coche autónomo.

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