domingo, 6 de junio de 2021

playlist del pop psicodélico de los sesenta para oír en el sillón del podólogo



Joseph Lanza es un tipo raro que ha escrito numerosos libros sobre distintos aspectos en el límite de la cultura popular, como la historia de cantantes olvidados, directores de cine obsesivos o extraños cócteles. Su último libro, Easy Listening Acid Trip: An Elevator Ride through Sixties Psychedelic Pop (Feral House) cubre un género musical que la mayoría de la gente ni siquiera tiene idea de que existió: el pop psicodélico.

Esta playlist nos acerca a él sin la necesidad de consumo. Propone una forma fácil de subir para neófitos: la versión orquestada de éxitos. Esta forma desnaturalizada, violines y trompetas con guau-guaus de guitarras eléctricas, para oír en segundo plano, de bajo precio y accesible en gasolineras, puede ser divertida vista en perspectiva. También fue una forma de llevar a las masas la cultura del LSD, como hiciera Roger Corman con su peli del 67 The Trip.

El término "música de ascensor" ha acumulado connotaciones peyorativas, pero en última instancia es un término positivo. Es música que, como un ascensor, flota en el aire, a menudo entre destinos: aeropuertos, vestíbulos de hoteles y centros comerciales. Y desencadena emociones a veces ambiguas. A finales de los años 40, Muzak y Otis Elevator Company publicaron un anuncio en la revista Time, mostrando felices a los pasajeros del ascensor y promocionando cómo, gracias a "Music by Muzak", "las preocupaciones del día laboral ahora se dejan llevar por las notas de una melodía cadenciosa". Esto le da al término un contexto histórico. Y a finales de los sesenta, en el apogeo de la "contracultura" y la violencia política, melodías fáciles de escuchar como "Love is Blue" de Paul Mauriat sonaban en las mismas 40 estaciones que también tocaban Doors y Jefferson Airplane. 


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