miércoles, 9 de junio de 2021

cerámica maya



Vasija de efigie de dos partes de un armadillo.
Clásico temprano, ca. 250-450 d.C.

El recipiente con tapa formado como un armadillo en una postura defensiva, con las patas delanteras sujetando su hocico y las patas traseras agarrando la cola curvada hacia arriba contra el vientre liso y vulnerable, el caparazón escamoso indicado con bandas de triángulos alternos entrecruzados, la cabeza con ojos incisos y orejas afiladas. Altura: 26 cm.
Los jarrones con efigies mayas del período Clásico temprano se distinguen por su forma escultórica, éste era un recipiente ceremonial. El armadillo de nueve bandas ( Dasypus novemcinctus), ibach , o wech , era un alimento popular, y el caparazón seco se usaba como un recipiente parecido a una calabaza. El armadillo es el camino, o espíritu animal del Dios L, una de las figuras deidades más importantes del Inframundo. El patrón triangular distintivo del armadillo de la piel escamosa o escudos, se usó como un elemento de diseño para la capa de Dios L. El diseño estilizado del caparazón pintado en vasijas cilíndricas las imbuyó con la piel protectora. 





Jarrón con grabado de una danza de la muerte. 
Cultura Maya Clásica. Guatemala, 600-900 d.C. 

Cerámica con engobe blanco cremoso y pintura beige rosado. Altura: 23,5 cm. De la Colección Barbier-Mueller de Arte Precolombino.
En la cultura maya la muerte ha sido considerada como vida después de la vida; convirtiéndose en una continuación de la otra. Tenían tres moradas para los muertos: el inframundo, paso obligatorio de las ánimas que eran acechadas y atacadas por espíritus malignos, el otro era un paraíso situado en los cielos; lugar de reposo para muchas personas y, finalmente, una morada celestial a la que iban los guerreros y las mujeres que morían de parto.






Cuenco zoomorfo de Guatemala. 
Preclásico, 1000-250 a.C.

A partir de la construcción de Aguada Fénix, primera ciudad estado, los mayas pasaron de ser nómadas a sedentarios y utilizar, por primera vez, la cerámica. Esta pieza se muestra en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología Ciudad de Guatemala.




Vasijas funerarias representando 
la vida y la muerte.

Con formas humanas, eran utilizadas para el viaje al mundo de los muertos. Éstas con forma de cabeza, la mitad de ella representa la vida y la otra mitad la muerte. La mitad carne y la mitad cráneo. La de la derecha puede verse en la Galería Nacional Victoria de Veracruz, México, y se data entre el 600 y 300 a.C.







Quemador de incienso con cara y asas laterales.
Cultura Maya Clásica.

El Período Clásico de los mayas proporcionó hermosas cerámicas en diversas formas. Estas singulares vasijas suelen encontrarse en muy buen estado, lo que indica una función ritual y un frecuente uso como ajuar funerario. Esta vasija, encontrada en el norte de Guatemala, puede verse en el Museo del Hombre de San Diego.





Los mayas en sus grandes ciudades templo alcanzaron la cumbre de la edad clásica en la antigua Mesoamérica. En esas ciudades templo florecieron grandes expresiones artísticas como murales y esculturas. Es durante este período clásico en el que los artistas refinaron sus habilidades para representar las formas humanas, las deidades y otras obras de arte simbólicas. Utilizado en varios rituales y ceremonias, su arte encarnaba un rico simbolismo, cargado de significados complejos, que en gran parte siguen siendo esotéricos.

La cerámica polícroma —asociada con el mundo funerario— fue la más extendida. La técnica era parecida a la de los murales aunque jugaron igualmente con las oportunidades expresivas que les brindaban el engobe y el pulimento. Suelen ser cilindros, platos y fuentes de diferentes dimensiones donde la pintura cubría casi la totalidad de la superficie. Los perfiles de los dibujos se realizaban en negro sobre un fondo monocromo, crema o anaranjado. El otro estilo, del que se preservan muy pocos, denominado códice, recuerda la técnica empleada por los escribas mayas sobre las tiras de papel vegetal estucadas y pintadas. Las figuras antropomorfas consiguieron igualmente una gran popularidad y perfección. Las denominadas figuritas de la isla de Jaina (Campeche) incluyen una variada muestra de tipos físicos diferentes. A esta lejana isla llegaban para enterrarse personajes ilustres de muy diferente origen, y los artesanos de la necrópolis organizaban los ajuares que habían de ir junto a él en su viaje al mundo de los muertos (Xibalbá). 

A pesar de que las excesivas circunstancias de calor y humedad han incapacitado que las expresiones de arte plumario llegasen hasta nosotros, las escenas figurativas que aparecen sobre diferentes soportes nos permiten hacernos una idea de cómo debieron ser. Los soberanos y dignatarios aparecen vestidos con bragueros, camisas, capas, túnicas y mantas desarrolladas en algodón, piel y fibra vegetal. Los trabajos plumarios consiguieron un gran desarrollo. Los artesanos mayas disponían de una tradición muy rica dentro del medio natural más apropiado. 

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