Se realiza con algún objeto de superficie rugosa o afilada, que desgaste la superficie de la semilla. Puede ser un papel de lija, una lima de uñas, el filo de una navaja, etc. Este tipo de escarificación se emplea para semillas de cubierta dura pero no muy gruesa, que no permiten otro tipo de escarificación mecánica. Se puede realizar con las de pera, manzana, membrillo, uva, etc.
Algunas semillas tienen cubiertas relativamente blandas, que se pueden retirar con las uñas o con ayuda de un cuchillo o navaja. Es el caso de las de cítricos como la naranja, el limón, la mandarina, el pomelo, etc. Pelar estas semillas acelera mucho el proceso de germinación, ocurriendo con buenos resultados en unos pocos días. También se puede realizar con semillas de cubierta dura, como las almendras o las avellanas, pero en este caso rompiendo la cáscara mediante pequeños golpes y retirándola por completo o no.
Con ácido
Muchas semillas suelen pasar por el aparato digestivo de los animales, y han evolucionado para resistir y aprovechar el efecto de los ácidos estomacales. Para imitar esta escarificación ácida, se suelen sumergir las semillas en un solución de ácido sulfúrico al 20% durante un periodo de tiempo variable, según sea la semilla y su cubierta. También se puede emplear otros ácidos, como el clorhídrico a una concentración del 10%. Tras la inmersión en ácido, conviene lavar bien las semillas con agua para eliminar cualquier rastro del químico que pudiera penetrar hasta el embrión y dañarlo. La inmersión en ácido, además de escarificar la semilla, la desinfecta, haciendo más seguro el proceso de germinación.
El agua oxigenada corroe la materia orgánica rápidamente.
Sumergiendo las semillas en una solución de este químico a una concentración de entre el 5 y el 30%, durante un tiempo que dependerá de cada tipo de semilla ―normalmente 30 minutos―, se consiguen estos dos efectos muy importantes para la germinación:
- Por un lado, se logra debilitar la cubierta, haciéndola más permeable al agua.
- En segundo lugar, se desinfecta la semilla, eliminando cualquier microorganismo que estuviera adherido a esta y que luego pudiera ocasionar pudriciones durante la germinación.
Este es quizás el método más empleado para acelerar la germinación de muchas semillas, y aunque no se puede considerar estrictamente una escarificación, sino una hidratación, ofrece muy buenos resultados, tanto como tratamiento único, como aplicado después de la escarificación mecánica o química. Se trata de sumergir las semillas en agua a una temperatura determinada. Si es agua fría o tibia, se produce simplemente una hidratación, mientras que si es agua caliente ―incluso hasta 100℃―, tiene lugar un rápido ablandamiento de la cubierta. Para el agua tibia las semillas se sumergen en periodos largos, enagua hirviendo a mayor temperatura menor debe ser el tiempo de inmersión, para evitar que el embrión muera por exceso de temperatura.
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