Vija Celmins, Sin título (Océano), 1977. Grafito y acrílico sobre papel, Museo de Arte Moderno de San Francisco.
Cuando trabajas en una pieza durante un buen rato, pareces dominar el tiempo. Las pinturas que me gustan (como las de Piero della Francesca, por ejemplo) son de alguna manera inmóviles, un período de tiempo comprimido que abre los ojos. Si dedicas mucho tiempo a una obra de arte, sucede que algo ralentiza la imagen, la hace más corporal y te mantiene en ello.
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