Entre otros atributos, los vegetales poseen varios tipos de memoria. La memoria es la capacidad de almacenar datos, o cualquier tipo de información, y de recuperarla en algún momento posterior. Las plantas pueden guardar información sobre cambios ambientales, lo que les permite preparar su organismo a dichos cambios anticipadamente. Por ejemplo, a través del reloj circadiano. Este mecanismo hace de despertador en las plantas. Y también que las más madrugadoras son las que más crecen. Esto es, las especies con una regulación circadiana más fuerte "despiertan" antes y tienen el aparato fotosintético listo justo antes del alba. Eso conlleva una mayor ganancia de carbono a través de la fotosíntesis y repercute positivamente sobre su crecimiento. Dicho de otra forma, las plantas que recuerdan a qué hora salió ayer el sol, preparan su metabolismo para que esté listo justo en ese momento, lo que optimiza su crecimiento.
Aparte de la memoria circadiana, que opera bajo condiciones normales, el estrés es también recordado por la planta. Esta capacidad le permite responder de forma más eficiente cuando vuelva a estar expuesta a ese estrés en el futuro. Es evidente que las plantas sufren cuando se quedan sin agua. Para poder sobrevivir, necesitan sintetizar ciertas hormonas. Algunas de estas hormonas, por ejemplo, reducen la cantidad de agua que consume la planta, por lo que aumenta la cantidad de agua que queda en el suelo y se retrasa el momento de la marchitez. Una vez sintetizadas, estas hormonas del estrés no desaparecen del organismo cuando las volvemos a regar, sino que se quedan en la hoja durante un tiempo. De esta manera, cuando llega un nuevo estrés hídrico, las hormonas que permiten el ahorro de agua ya estarían activas, reduciendo el tiempo de respuesta de la planta al siguiente estrés. En cierta forma, y salvando las distancias, se podría decir que someter a una planta a una sequía pequeña es algo parecido a vacunarla contra un estrés futuro. La memoria del estrés inicial favorece una respuesta más rápida en el futuro.
Eso sí, una cosa es que las plantas tengan ciertas memorias, y otra muy diferente es que tengan conciencia. Lo primero está ampliamente aceptado, pero lo segundo roza el esoterismo.
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