sábado, 23 de marzo de 2019

la muerte del palentino


El nuevo Palentino






El de "El Palentino" es el último caso sonado de los desmesurados precios que se están pagando por locales comerciales en Madrid. Y es un caso peculiar, porque es pequeño y está en la calle Pez, en el centro-centro, pero que no es especialmente transitada. "El Palentino" era propiedad de Casto Herrezuelo y Dolores López, que lo tuvieron abierto 42 años, desde que en 1977 falleció el padre del primero y se lo pasó.

El interior del nuevo Palentino"Recibimos muchas ofertas de compra. Venían los captadores, gente que viene a ver qué se vende. Todo fondos de inversión", cuenta Dolores. "8.500 euros de alquiler es carísimo, van a tener que trabajar mucho. Nosotros solo pagábamos la comunidad porque era nuestro". El café estaba a 1,10 euros, la caña a 1,20 y no había menú, porque era todo plancha. "Nosotros podíamos, pero entiendo que si este chico paga este alquiler no pueda. Y lo respeto", dice, añadiendo que el nuevo local no le gusta por ser "demasiado moderno".

Sobre la pared, cuatro estanterías llenas de botellas –todas iguales– con líquidos de color pastel. En la barra, ahora de mármol, varios grifos de cerveza y ninguna plancha para preparar bocadillos de ternera. En la carta, unos huevos rotos a 16 euros, una pizza a 17 y medio aguacate cubierto de canónigos a 10. Son 10.285 con IVA de alquiler, más lo que ha costado la reforma, que dependiendo de cómo vaya el local tardará "cuatro o cinco años" en rentabilizarse.
Un dibujo del antiguo Palentino

Presumido, el nuevo inquilino, es argentino, antiguo directivo de Inditex y empresario de hostelería desde 2013, cuando abrió, con ayuda de su padre, su primera pizzería en A Coruña. Cuatro años más tarde dio el salto y abrió otra con la misma marca, Mamá Chicó, en Madrid. Es un local en la calle Recoletos (perpendicular al Paseo) de 311 metros cuadrados. "Es más del doble que El Palentino. Y cuesta mucho menos", indica.
"El Palentino" tiene 103 metros cuadrados, que dan para las quince mesas que ha puesto, incluyendo la planta baja. Con aforo de 90 personas y un tique medio que aún es bajo ("la gente está compartiendo platos y tomando cañas en barra") , el empresario calcula que en seis meses conseguirá que el alquiler suponga solo el 10% de su facturación. Eso significa que debe ingresar 85.000 euros al mes. Y es un cálculo optimista: tendría que estar lleno siempre.
Inaugurado a principios de los años cuarenta del pasado siglo, Palentino había modificado poco su diseño: fachada de negro mármol, frisos plásticos en las paredes, lámparas y techos de un retardado art dèco, grandes lunas de espejo por todas partes y un largo mostrador situado a la derecha de la entrada. Sus grandes ventanales mostraban el interior de este bar, quizá demostrando que en él no había trampa ni cartón.

El edificio anterior al actual, situado en el mismo lugar de la calle del Pez y esquina con la plaza de Carlos Cambronero, también contuvo un bar. Hay noticias, en el año 1935, del traspaso de este local para tal uso. Negocio efímero fue este bar, debido a que después de la Guerra Civil Española hubo que derruir la construcción, tras los terribles bombardeos de esta zona de Madrid.

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