jueves, 22 de febrero de 2018

el arte esquemático y la escritura





La escritura en su prólogo utilizó los símbolos ideográficos o mnemónicos que el hombre usó en el Paleolítico Superior y el Neolítico: la pintura esquemática. A esto se le ha llamado Protoescritura.

Posiblemente comunicaban ideas y conceptos entre distintos grupos repitiendo siempre los mismos signos. Fueron usados durante unos 20.000 años y entre ellos hay signos que hacen referencia a cosas abstractas. Se ha compilado, durante veinte años, un Signario de la Escritura Lineal Paleolítica (ELPA) con 88 signos.

En 2005, en china, se descubrieron unos signos grabados en el caparazón de una tortuga datados en el 6.000 ac, en unas tumbas neolíticas de Jiahu y Banpo. La escritura china está formada por miles de pictogramas, cada uno de ellos es un morfema, la unidad mínima con significado. Algunos de ellos aparecen ya en ese caparazón.

Según las investigaciones de Pablo José Ramírez, arqueólogo e investigador de la Universidad de Sevilla, la escritura tartesia tiene su origen en el arte prehistórico de la Península Ibérica, con la que comparte más de cuarenta signos, la práctica totalidad de su alfabeto, tras ocho años comparando el alfabeto tartesio -reflejado en la totalidad de las estelas conocidas y documentadas- con símbolos prehistóricos que van desde el neolítico antiguo hasta el final de la Edad del Bronce. Manifestaciones simbólicas como la representación del sol, la rueda, las estrellas, el motivo en zigzag y figuras con forma de escalera se encuentran tanto en el arte prehistórico como en los epígrafes escritos de las estelas tartesias. Incluso el signo de la persona con una línea vertical en la cabeza que se dijo proceder del phi griego. Hasta ahora se ha visto como fruto de la colonización cultural de fenicios y griegos, siendo en realidad la propia simbología local la base del código linguístico.

En Fuencaliente, Ciudad Real, tenemos muchos ejemplos de esa pintura esquemática en Peña Escrita y la Chorrera de los Batanes. No hay rayados o grabados, son pinturas rojizas hechas con arcillas ricas en óxido de hierro que fueron descubiertas en 1783 por el cura párroco de Montoro, López de Cárdenas, mientras realizaba una recogida de minerales y otras antigüedades para el Conde de Floridablanca que, a instancias del rey Carlos III, estaba organizando el gabinete de Historia Natural en Madrid. A él se deben las primeras copias de pinturas rupestres esquemáticas conocidas en la Península y probablemente en el mundo.

Imágenes: Superior en negro, signos de la llamada escritura Banpo; en rojo, aproximación a las pinturas de Fuencaliente (no es un calco); e inferior negro, escritura tartésica.

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