El capitán Gary Prado rodea la Quebrada del Yuro el siete por la noche. Y el domingo ocho de octubre empieza a avanzar por la mañana y ahí empieza el tiroteo. En esa operación el Che es herido en la pierna izquierda, un balazo entre la rodilla y el tobillo, pero nada de peligrosidad. Ahí mueren la mayor parte de los guerrilleros y mueren algunos soldados, y ahí es donde cae preso el Che Guevara, al que estaba intentando ayudar a salir Simeón Cuba Sarabia, que usaba el nombre de Willy, un guerrillero boliviano bajito, prietecito, con una barba enorme, una barba más tupida yo creo que la de los propios cubanos, y ese no tenía un rasguño. Con ese lo agarran. Y en el momento en que lo van a agarrar, me cuentan los soldaditos, el Che les dice: "No tiren que yo soy el Che. Yo les valgo más vivo que muerto". Y ahí se lo llevan y lo mandan para la escuelita de La Higuera y lo ubican a él –mirando la escuelita de frente– en el salón de la izquierda, y detrás de él, en el mismo cuartico, le ponen los cadáveres de dos cubanos.
De ahí entonces, ellos me mandan la información por la mañana en código, que decía: "Papá cansado", lo que significaba que el líder de la guerrilla estaba preso y vivo. Pero no sabíamos si "Papá" era el Che Guevara o si era el Inti Peredo, que era el líder de la guerrilla por la parte boliviana. Así que volamos al área de operaciones y ahí nos verificaron que "Papá cansado" era el Che Guevara.
El extranjero. No dijeron el Che, dijeron "el extranjero".
Al día siguiente, nueve de octubre, lunes, a las siete de la mañana despegamos en un pequeño helicóptero pilotado por Niño de Guzmán. Aterrizamos al lado de la escuelita donde estaba el Che preso y estaban esperándonos todos los oficiales del batallón, entre ellos el teniente coronel Selich que tenía toda la documentación suya. El Che usaba una cartera de cuero como las que cargan las mujeres, ancha, color camello, y adentro tenía un libro grande que era un diario con los meses escritos en alemán, del año 67, pero claro, escrito por él en español. Tenía adentro una serie de fotografías de la familia, medicamentos para el asma, unos libritos para mensajes en clave numérica de una sola vía, que son imposibles de descifrar. Tenía unas libreticas negras de argollitas escritas a máquina de escribir y firmadas por un tal Ariel, que eran los mensajes que él recibía de Cuba. Aunque él no podía transmitirle a Cuba porque Cuba le dio a propósito un transmisor roto, porque a él lo mandan allá para que lo maten. Porque el Che era prochino y Cuba dependía de la URSS. O sea, los soviéticos no tenían ningún interés en que el Che Guevara triunfara en Bolivia. Lo dejaron solo, para que lo mataran ahí, definitivamente.
Entonces de ahí yo le pido al coronel si me puede facilitar la documentación del Che para fotografiarla para mi gobierno y le da orden al teniente coronel Selich de que me la entregue. Se me entrega la cartera aquella de cuero y yo me voy a trabajar con la documentación a otro lugar. Iba fotografiando el diario y regresaba a hablar con el Che. Entraba y salía constantemente, desde la mañana hasta la una de la tarde. Estando en eso suena el teléfono y uno de los soldaditos me dice: "Mi capitán, una llamada". Voy hasta el teléfono y me dan "órdenes superiores: 500–600". Era un código muy sencillo que habíamos estipulado.
500 era el Che Guevara. 600 muerto.
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