Diariamente rellena sus cuadernos como reportero intrépido del mundo mentira de la prensa con sus propias palabras puestas en su sitio y todos esos personajes sin máscara. De las dos vidas posibles, prefiero
la vida en Ozy, por lo instintivo, profundo, sucio y real que tiene.
La vida sin Ozy es de tinta china, más arística, más pensada, sin olvidar su humor mordaz; demuestra la potencia y fluidez de este gran ilustrador y diseñador gráfico francés.
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