martes, 3 de octubre de 2017

primaveras

Ha dejado de hablarse de Venezuela. Los mismos que apoyaron el referéndum ilegal y sin garantías de la oposición a Maduro se han enfurecido con el catalán, de similares características. Allí no importó la fractura que llevaría a una guerra civil, y eso que la oposición armó a su gente. Igual que en Ucrania. No importó que los neonazis tomaran las calles contra un gobierno elegido en las urnas y una constitución democrática. Era una primavera y, cuando lo llamamos así, todo vale. Este nombre nos viene de Praga, de la lucha de los checos por ampliar sus libertades. Luego, se ha usado para cambiar los gobernantes que no nos gustan, más por razones económicas que políticas. Los claveles que hemos visto florecer en las calles de Cataluña recuerdan a la primavera, pero aquí son ciudadanos normales y corrientes, sin armas, sin palos, pacíficos. Y todo el mundo sabe que acaba de empezar el otoño.

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