Las hipótesis son diversas y a menudo contradictorias. Algunos plantean que el mentón reforzaba la mandíbula en combates físicos; otros, que servía como atractivo estético, potenciando la barba masculina. Una tercera corriente lo asocia a la dieta: la invención de la cocina habría suavizado los alimentos, reduciendo la fuerza mandibular y generando este cambio en el hueso.
No obstante, ninguna explicación cuenta con evidencias sólidas. A diferencia de los patrones reproductivos o de la musculatura, el mentón carece de ejemplos comparativos en otras especies, lo que bloquea cualquier intento de confirmación.
Así, las teorías más plausibles son:
1. Refuerzo Mecánico: Se cree que el mentón ayuda a resistir las fuerzas generadas al masticar, especialmente con alimentos más blandos que redujeron la necesidad de una mandíbula tan robusta, dejando un hueso extra que se proyectó hacia afuera.2. Subproducto de la Encogimiento Facial: Con la evolución hacia rostros más planos, la mandíbula inferior se acortó y el hueso se concentró en la parte frontal, creando el mentón como una prominencia ósea. El antropólogo Nathan Holton de la Universidad de Iowa, ha liderado una investigación que sugiere que la barbilla surgió de una adaptación evolutiva que involucra el tamaño y la forma de la cara, posiblemente vinculada a los cambios en los niveles hormonales al tiempo que nos volvimos seres más sociables.
3. Tensión y Estabilidad: Algunos sugieren que el mentón es una adaptación para la tensión masticatoria o para la estabilidad de la mandíbula cuando se abre mucho, aunque hay debates sobre si las fuerzas son suficientes para provocarlo.
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