Thérèse Lebrun recolecta semillas, ramitas y frutos secos, y los combina con papel de porcelana,
un material blanco que se vuelve translúcido al cocerse. Crea su obra paso a paso, como un bordado. En su estudio, crea un mundo de formas orgánicas que evocan recuerdos de la infancia (fósiles, tesoros de la playa) o formaciones calizas de lenta evolución. «Recreo estas formas a mi manera, utilizando elementos básicos como el agua, la tierra, el fuego, el aire y la materia vegetal», explica. «Todo esto me lleva a la creación de membranas, piel, fósiles, corales, friganas, capullos... misteriosos refugios para los mundos de nuestra imaginación».
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