miércoles, 13 de mayo de 2020

datos catastróficos en ciudad real

Las explicaciones de Toledo y del presidente García Page, sobre el descalabro del paso de fases en más de la mitad de la Comunidad, o sobre los datos reales del comportamiento de la pandemia en Castilla-La Mancha con un incremento de fallecidos del 259%, dan para muchos comentarios y explicaciones que no se han producido. Tampoco las han dado en la Moncloa, tampoco en Fuensalida. Más allá del maximalismo de la proximidad de ciertas comarcas regionales al gran foco del contagio madrileño o del grado de envejecimiento de la población, no hemos visualizado el problema del COVID 19 y su singular comportamiento en Castilla-La Mancha.
Algo parecido, pero más intenso se podría aplicar a la provincia de Ciudad Real, donde los datos de mortandad por cada 100.000 habitantes (204,8) son los más elevados de España con mucha diferencia, tal y como publicaba El País en el trabajo del día 11 de mayo ‘Los puntos débiles de cada provincia para enfrentarse a la nueva fase’. Donde aparecen datos agrupados y comparados de distintos parámetros explicativos: Concentración poblacional, conexión viajera entre provincias, porcentaje de población mayor de 65 años, residencias de mayores por habitantes, e incremento de camas-UCI para llegar al estándar de 1,5/10.000 habitantes. Para componer un cuadro con evidentes resonancias críticas regionales (aparecen junto a Ciudad Real, Cuenca y Albacete).
Y aún no hemos recibido una explicación convincente de esos datos catastróficos que nos han proporcionado un deshonroso récord nacional. Y que se prolonga en los datos de los fallecimientos proporcionado por el Ministerio de Justicia, que minimizan los ofrecidos por el Ministerio de Sanidad. Datos que reflejan un incremento de fallecimientos interanual del 172,1% en el dato provincial y del ¡538,9%! en el local de Ciudad Real capital. ¿Quién nos los explicará?

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