domingo, 1 de diciembre de 2019

asurbanipal cazando en el museo británico





Soy Asurbanipal: rey del mundo, rey de Asiria, se autoproclamaba el último gran rey de Asiria (668 a. C. – c. 627 a. C.), hijo de Esarhaddon y nieto de Senaquerib y Naqi'a, famoso por ser uno de los pocos reyes de la antigüedad que sabía leer y escribir. Esta antigua superpotencia fue el imperio más grande de su tiempo, el cual duró del 912 a.C. al 609 a.C., en el territorio de lo que hoy es Irak y Siria. En su apogeo, el estado asirio se extendía desde el Mediterráneo y Egipto, en el oeste, hasta el Golfo Pérsico y el oeste de Irán, en el este. Luego, en una sorprendente inversión de su fortuna, el Imperio Neo-asirio se desplomó paulatinamente desde su cenit (alrededor del 650 a. C.).

Se dice de él que no le gustaban los leones, los odiaba, y el British Museum de Londres puede dar constancia de ello. Podemos ver su animadversión hacia estos animales en varios de sus interminables pasillos y espléndidas salas representada en los relieves que formaron parte de los muros del palacio de este monarca. En ellos, bellamente detallados, se representa al propio Asurbanipal disparando flechas y acuchillando a varias de estas bestias mientras huyen. Los leones representaban poder y salvajismo, y nadie podía ser más ducho en estas materias que el propio rey asirio.

Interior de un palacio asirio, basada en dibujos realizados en 1849 
por Austen Henry Layard en el sitio de excavaciones del siglo XIX.
Asurbanipal gobernaba con mano de hierro, pero nunca se involucraba en batallas. De ahí que muchos historiadores le cataloguen como un «ratón de biblioteca sociópata» que manejaba los hilos desde la capital del imperio, en Nínive, cuyas ruinas se encuentran al otro lado del río Tigris en el moderno Mosul, Irak. Nínive fue una metrópolis en expansión de un tamaño y grandeza sin precedentes, llena de templos y complejos de palacio, con jardines exóticos que eran regados por un extenso sistema de canales y acueductos. Desde aquí mostraba su crueldad sin tener que encabezar él mismo sus tropas en las contiendas. Prefería ser un líder opulento. En los diferentes murales que decoraban los principales edificios asirios, se le muestra cazando para demostrar que ninguna bestia podía conquistarlo. La vida salvaje huye de él mientras empala leones y otros animales con su lanza real a escasos centímetros de la cara de su majestad.

Su erudición traspasaba fronteras, coleccionó miles de obras escritas sobre láminas de arcilla, de las que se conservan más de 30.000, la biblioteca real más antigua que se conserva en el mundo, siendo el ejemplo perfecto del nivel de conocimiento del imperio asirio, del valor de la educación de su reino y del poder que manejó durante ese periodo de tiempo.

Era un personaje complicado, muy diferente a cualquier rey asirio que lo precediera. Los tesoros que dejó al mundo han permanecido durante años en las galerías del British Museum o repartidos por todo el mundo (el Louvre de París, el Hermitage de San Petersburgo, el Vorderasiatisches Museum de Berlín o los Museos Vaticanos).

En este vídeo se pueden contemplar los relieves asirios más conocidos del rey Asurbanipal cazando que se encontraban recubriendo las paredes de su palacio norte de Nínive. En concreto los que conserva el Museo Británico en la sala 10. Se trata de dos conjuntos distintos. Uno correspondería a una pequeña sala de acceso, denominada por los arqueólogos como S, en la que narración se dispone en tres bandas y donde además de la frecuente cacería de leones también hay una cacería de ciervos y otra de caballos salvajes. Y una segunda, la conocida por los arqueólogos como sala C, cuyos relieves abarcan todo el friso en una escena conjunta en la que se representa exclusivamente la cacería de leones. Es la sala más conocida por los leones y leonas moribundos y porque el rey aparece impasible matándolos de diversas maneras. En el Museo Británico aún hay otros relieves del mismo rey y del mismo palacio que representan las tomas de ciudades: la guerra, el otro tema preferido por los asirios.

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