En su doscientos aniversario, el Museo del Prado expone reunidos todos los cuadernos de dibujos de Goya: su Cuaderno italiano, con los primeros dibujos, que ya pudimos ver en la muestra Roma en el bolsillo de 2013, el Cuaderno de Sanlúcar, el Cuaderno de Madrid, el Cuaderno C, el Cuaderno F, el Cuaderno de viejas y brujas y los dos Cuadernos de Burdeos; destacándose que es el propio criterio y libre elección en su creación, al margen de los encargos que se hicieran al autor, lo que determina estos cuadernos. Resumido en la frase que escribiera a su amigo Joaquín María Ferrer: ni vista, ni pulso, ni pluma, ni tintero, todo me falta, y solo la voluntad me sobra.
El autor los conservó durante toda su vida, fue su nieto Mariano quien los vendió en 1859. El Museo del Prado conserva gran parte de los dibujos que los formaban, muchos de ellos vienen del Museo de la Trinidad, al fusionarse con el Prado, y de la compra de la colección de Valentín Carderera en 1886. Posteriormente se ha ido ampliando la colección a través de legados y compras en España y subastas internacionales.
El Cuaderno italiano es el único que se conserva encuadernado e íntegro, en pergamino, con 83 hojas de papel verjurado ahuesado con dibujos a sanguina, lápiz negro, tintas pardas, de bugalla o de bistre a pluma. Comprado en su viaje a Italia, entre 1769 y 1771, contiene dibujos de pinturas y esculturas vistas en Roma, apuntes preliminares para otras obras y anotaciones propias de un diario.
El Álbum A o Cuaderno de Sanlúcar está realizado durante la supuesta estancia de Goya en el palacio de la duquesa de Alba, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), entre 1796 y 1797, aunque recientemente se piensa que pudo haberse comenzado entre 1794 y 1795, ya que en él se encuentran algunos dibujos directamente relacionados con el Retrato en blanco de la duquesa de Alba, pintado en 1795. Solo se conocen 9 hojas, con hermosas aguadas hechas con pincel sobre papel verjurado ahuesado. Algunas son un anticipo de sus Caprichos. El Prado conserva cuatro hojas y dos copias, y la Biblioteca Nacional, dos hojas. Las demás se reparten en Boston, Róterdam y París.
En el Álbum B o Cuaderno de Madrid, de 1795 a 1797, entramos en el mundo femenino y el de los sueños; una suerte de reflexión sobre la condición humana. Majas de paseo, celestinas y caballeros que galantean. Tiene más de 90 hojas conocidas, de mayor tamaño. La primera parte se parece al anterior, con aguadas de tinta china de majas y galanes, aunque ya con disputas, riñas y celos. En la segunda cambia de registro, pierde la delicadeza de las aguadas y la técnica se hace más sumaria y abstracta, acercándose al claroscuro, con rostros deformados para describir el mal, las injusticias y el drama de la vida. Hay crueldad, máscaras, flagelaciones, brujas y una decidida sátira contra el clero, inexistente en obras anteriores. Son dibujos preparatorios de los Caprichos.
El Cuaderno C o de la Inquisición, de 1808 a 1814, fue fabricado por el autor y aborda temas muy variados que van desde aspectos de la vida cotidiana, con presencia de numerosos mendigos, a visiones oníricas del mundo de la noche. Es lo que hoy llamamos diario gráfico, en que el artista se acerca a todo aquello que le preocupa. Un grupo muy numeroso de páginas lo componen los dibujos con condenados por la Inquisición y escenas de la crueldad de las cárceles. Finalmente, otro conjunto notable incide en la crítica a los hábitos de las órdenes monásticas y en la representación de la vida de los frailes, secularizados tras los decretos desamortizadores de las autoridades francesas. Nos ha llegado casi intacto y se conserva prácticamente entero en el Museo del Prado, 120 dibujos de los 126 conocidos. Es el alma de la exposición, incluye las tapas de la encuadernación en que llegaron al Prado y alrededor están colocados los dibujos en el orden en que Goya lo hizo.
El Cuaderno F, de 1812 a 1820, da una visión panorámica del clima opresivo de la época de la Guerra de la Independencia, con situaciones en las de impera la miseria, la violencia y la tragedia. Alterna dibujos de trazos rápidos con otros, aguadas, más acabados; todos sobre papel de escribir de un cuaderno reciclado de fabricación española, por la escasez de la guerra. Usó tinta ferrogálica, la tinta corriente de escribir, que debido a su alto contenido metálico el tiempo ha oxidado, produciendo en muchos de ellos, especialmente en los de la primera parte del álbum, que tienen aguadas muy cargadas de tinta, daños notables en el papel.
Del Álbum E o Cuaderno de bordes negros, de entre 1816 y 1820, se conservan algunas de sus hojas de papel verjurado de excelente calidad. Cincuenta y cuatro dibujos conocidos a base de aguadas de tinta de hollín, muy próximos a los del Cuaderno de viejas y brujas, y enmarcados en líneas negras, muestran un interés especial en las relaciones humanas. Las pinceladas, en general con poca tinta, que contrastan con zonas puramente negras, se recortan sobre la tonalidad marfileña específica del papel holandés fino y de excelente calidad, de nuevo accesible después de la guerra. Por su tamaño, mayor que el papel de los demás álbumes, algunas hojas han sido recortadas, habiendo desaparecido el número puesto por Goya en el borde superior, por lo que resulta hoy difícil recuperar el orden original. El Prado tiene muy pocas en su patrimonio; se ha hecho un esfuerzo especial en reunir las hojas repartidas en diversos museos y colecciones privadas.
En los Cuadernos de Burdeos G y H, de 1824 a 1828, llamados así por estar realizados en esa ciudad francesa, Goya introduce el lápiz litográfico, olvidándose de las aguadas, pues se encontraba inmerso en este proceso gráfico. Mezcla escenas cotidianas bordelesas con la memoria de acontecimientos vividos en España, intercalando magistralmente referentes reales con un repertorio imaginario de expresiones enraizadas en la estética de lo grotesco. Muestra dibujos de figuras obesas y una temática de gran inventiva: la falsedad, la desigualdad, la miseria, la irracionalidad, la violencia y la locura; uniendo lo real y lo imaginado de forma grotesca.
El Cuaderno de viejas y brujas, de 1819 a 1823, está inacabado. El tema central de sus dibujos es la vejez de la mujer y para ejecutarlos emplea aguadas de tinta de hollín. Obsesionado por la edad, dibuja mujeres grotescas que se pelean, danzan o vuelan en entornos irreales, produciéndonos una gran inquietud. Nos acerca a la visión crítica y dramática de los Caprichos y Disparates. Puede verse en el último tramo de la exposición.
Goya en el Prado
Diario de Sevilla
El País
Dibujos adquiridos por el Museo del Prado
Recomiendo especialmente una visita a la primera fuente (Goya en el Prado) en que podemos acercarnos a toda la obra de Goya que existe en el Museo del Prado, que es particularmente extensa.
El Cuaderno de viejas y brujas, de 1819 a 1823, está inacabado. El tema central de sus dibujos es la vejez de la mujer y para ejecutarlos emplea aguadas de tinta de hollín. Obsesionado por la edad, dibuja mujeres grotescas que se pelean, danzan o vuelan en entornos irreales, produciéndonos una gran inquietud. Nos acerca a la visión crítica y dramática de los Caprichos y Disparates. Puede verse en el último tramo de la exposición.
Goya en el Prado
Diario de Sevilla
El País
Dibujos adquiridos por el Museo del Prado
Recomiendo especialmente una visita a la primera fuente (Goya en el Prado) en que podemos acercarnos a toda la obra de Goya que existe en el Museo del Prado, que es particularmente extensa.
Tenho um facsimile do Caderno Italiano. Belísimo! Comprado no Prado por supuesto!
ResponderEliminarEs el único que no está desguazado. Te recomiendo esta expo en que se han reunido las hojas de los demás. Si vienes por Madrid, otra más que ver.
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