En aquel tiempo vivíamos en una buhardilla de 20 metros en la parte alta de Lavapiés. La mesa se abría y se cerraba y el sofá se convertía en cama. Todo estaba muy concentrado y se reducía a lo estrictamente necesario. Entonces escribía y dibujaba con una pluma estilográfica Parker viselada para caligrafía. La tinta se iba con el agua.
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