miércoles, 29 de agosto de 2018

las perdices de franco


En octubre de1959, nuestro loado dictador Francisco Franco batió el récord de matanza de perdices en una cacería: 4.601 aves con 20 escopetas, la de él mismo y sus ilustrísimos lameculos, entre ellos varios ministros, en la finca de la Encomienda de Mudela, muy cerca de Santa Cruz de Mudela, en la provincia de Ciudad Real. La cacería duró tres días.

La gran afición del Generalísimo era matar perdices (llegó a disparar 6.000 cartuchos en un día), por lo que el Gobernador Civil de Ciudad Real, José Utrera Molina, fiel servidor falangista, más franquista que Franco, y suegro de Alberto Ruiz Gallardón, preparó esta cacería para que se consiguiera la gesta. Mandó recortar las alas timoneras a las perdices rojas para que no emprendieran vuelos altos y largos, y así el dictador fuera abatiendo una a una. Esta exitosa organización le reportó el mismo cargo en Burgos y Sevilla, y finalmente fue nombrado Ministro de la Vivienda con Carrero Blanco y Ministro Secretario General del Movimiento con Arias Navarro. Una gran carrera.

Él fue quien llamó, el 18 de octubre, al fotógrafo oficial culipardo Eduardo Matos Barrio para inmortalizar la gesta, en un reportaje considerado Secreto de Estado. Matos fue antes de la Guerra periodista gráfico en Barcelona y había mantenido una amistad personal con Alfonso XIII. En una hora y media pasaría a recogerlo una pareja de la Guardia Civil y le llevaría a un determinado lugar, donde haría unas fotos. El espectáculo que encontró Matos era impresionante: un gran rectángulo de perdices muertas apareadas y distribuidas en filas. Pidió una escalera de tijera para poder subirse a ella y con perspectiva tomar la instantánea, fotografiar a Franco y al resto de las escopetas, rodeado de las 4.601 perdices rojas abatidas en la Encomienda de Mudela. Cuando Matos estaba en lo alto de la escalera, el dictador bromeó con la concurrencia, siempre dispuesta a halagarle, comentando: Como se caiga el fotógrafo y se mate, lo tendremos que poner entre las perdices. Una carcajada bufonesca acompañó al chiste de mal gusto del que no hacía mucho había firmado la ejecución del comunista Julián Grimau, a pesar de la presión internacional. Arias-Salgado, primo hermano y secretario particular del Caudillo, lo cuenta en su libro Mis conversaciones privadas con Franco, editado en Planeta en 1976.

Autorretrato de Matos en 1959.
Eduardo Matos también fue premiado. Le encargaron y propusieron numerosos reportajes sobre Ciudad Real capital y provincia, El Quijote, el teatro en La Mancha en el siglo de Oro, las Ordenes Militares Españolas, temas cervantinos, arqueológicos o patrimoniales o industriales y de desarrollo. Fue colaborador fotográfico y escritor asiduo de Mundo Manchego, Diario Lanza y el Boletín de Información Municipal del Ayuntamiento de Ciudad Real, Diario Madrid, ABC, Ya, La Vanguardia. Fue designado fotógrafo oficial del Obispado-Priorato de las Ordenes Militares, así como de la Santa Iglesia Prioral Basílica Catedral de las Órdenes Militares, trabajando también para la presidencia de la Diputación Provincial, Gobierno Civil de Ciudad Real, Colegio de Abogados de Ciudad Real, Ilustre Colegio de Médicos de Ciudad Real, y Colegio de Veterinarios de Ciudad Real. En los años 1970-1971-1972, Matos fue profesor privado de fotografía de Sus Altezas Reales los Príncipes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía. En 1985, en la festividad litúrgica del Corpus Christi celebrado en Ciudad Real, fue el único reportero autorizado para fotografiar a Su Alteza Real Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona y Presidente del Real Consejo de las Órdenes Militares, en la solemne Misa Pontifical oficiada por el Obispo-Prior Rafael Torija, en la Catedral de las Órdenes Militares.


Los negativos del reportaje de la cacería fueron secuestrados durante décadas y devueltos a su autor en 1983. Tras impresionar los mismos, el Marqués de Huetor de Santillán, Jefe de la Casa Civil de S.E. el Jefe del Estado, acompañó al fotógrafo a Ciudad Real, hasta sus laboratorios donde en su presencia, revelaron los mismos y positivaron las copias. A Eduardo Matos solo le permitieron quedarse con una copia en positivo original, siendo incautados los negativos de gran formato. Desde aquel entonces las placas de cristal de gelatino-bromuro permanecieron en los archivos del Ministerio de Información (luego de Interior), antes de la Gobernación, hasta que, en 1986 y por mediación de Tierno Galván, entonces alcalde de Madrid, se le restituyeron a Matos, publicó en su momento el periodista Jaime Peñafiel, aunque otras versiones apuntan a que el fotógrafo se hizo con los negativos en 1983, para años después ver publicadas las fotos en un libro, ya agotado, que la Diputación de Ciudad Real había dedicado al fotógrafo (Fotografía en Ciudad Real. Eduardo Matos (1904-1995), de José González Ortiz y José López de la Franca, Biblioteca de Autores Manchegos, Diputación de Ciudad Real Ciudad Real 1998). 

Este reportaje fotográfico dio la vuelta al mundo, conmocionando a los lectores, al publicarse en el diario El Mundo en dos ediciones en 2010, una de ellas siendo portada del periódico, en dos artículos obra de Jaime Peñafiel. La noticia llevó el titular sensacionalista El día que Franco mató 4.601 perdices (aunque eran 20 escopetas las que las mataron) y se vendió como una exclusiva, cuando algunas fotos ya habían aparecido en el libro dedicado a Matos de la Diputación de Ciudad Real, del que ya hemos hablado.

Años más tarde aparecieron varias copias fotográficas en el rastro de Madrid, siendo adquiridas por Andrés Trapiello, que fueron publicadas en un artículo con fecha de 19 de febrero de 2015, en el diario El País. Siendo contestada por Jaime Peñafiel en su columna Mi semana azul&rosa del diario El Mundo de 21 de febrero de 2015.

El fotógrafo Falleció el 19 de noviembre de 1995, poco después de recibir el título de Ciudadano Ejemplar. Tiene un monumento en el Parque del Pilar y parte de su archivo y legado está transferido al Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.

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