Ragazas y abuelas se juntan al olor del chocolate en la cafetería El Muelle, junto al rancio Derby, en la plaza de Galicia. Me enternecen sus sillas de formica rosa con corazones como respaldos, y esa pequeña librería.
El Café Casino es un salto en el tiempo. En sus sillones de rancias tapicerías viven ancestrales tribus de ácaros en simbiosis con señoronas de dudosa alcurnia. Caro por lo barroco. Solo pedir café para perder el tiempo.
El Transit merece por su color verde, esa señora que lee el periódico detrás de la barra y los cuadros de Klaus. De tapa te pone panchitos, y luego espera tu metamorfosis.
Cuando me pusieron la Estrella caliente y esas tapas en la Tapería vinoteca Maycar, supe que jamás volvería. Cuando empezó a largarse la gente, me dí cuenta de que no pintaba nada allí.
De las pocas tabernas que vi por Santiago, el Bar Orense reúne a parroquianos de gorra y boina que van sin pareja a beber vinos. No vi ni una sola tapa circular por la barra. A su desgarbado camarero creo haberlo visto en algún grabado levantando pesas de bolas negras con un bañador de rayas horizontales.
No me gustaron las tapas del Bar Central, con el sospechoso adobo del pincho moruno, pero sí ver por allí a los cuadernistas Ana, Giorgina, con su cara triangular, y Pepe el de Granada (en la mesa que dibujé en primer plano).
En A Senra Raíña se está bien y tienen tapas elaboradas. Rico rabo de buey en un nido de patatas fritas. En primer plano en el dibujo: Marta Jarque, una dibujante excepcional.
En el Bar La Tita ponen de tapa un pincho te tortilla de patatas caliente deliciosa. Su interior está sin cuajar del todo, en ese límite entre sólido y líquido. Han de ponerlo en cazoleta (la disfruto en compañía de Pepe e Inma).
El Dado Dadá es un clásico de copas nocturnas con espectáculo. Krahe cantaba aquí, junto a su vaso de Ballantines, y se solía quedar varios días. En su última actuación, había dejado de fumar. Me lo contó Carmen Eixo, la dueña, que aparece en el dibujo.
O Gato Negro es uno de los bares más recomendables de Santiago. Es una cantina de raciones deliciosas como las zamburiñas en salsa, mejillones al vapor o el pulpo. Tiene unas cuantas mesas donde comer. Te ponen un caldo gallego insuperable, una empanada de sardinas excelente y una tarta de queso caliente para rechupetearse los dedos. A pesar del estrés que sufren por la cantidad de parroquianos que vocean y chasquean los dientes, son amables y educados. Manolo, al frente de la barra, es un forofo del patinaje artístico, y se relaja y disfruta delante de la tele de casa viendo a Javier Fernández. Él me pasó un montón de botellas vacías de Estrella de Galicia para coger sus etiquetas seriadas.
La Casa das Crechas es un bar de brujas y gnomos, de café, copas y jazz en directo. Su estilo, entre orgánico, celta y floreal, con paredes de piedra y suelo de madera, lo hacen agradable. He puesto dos dibujos: en el primero, la reinona es Merçé, una cuadernista catalana muy simpática; a su lado está Ana, que entra en trance cuando coge el lápiz.
La Pepita es una hamburguesería de cadena donde va la gente chic de Santiago y te cobran un pastón.
La Cafetería Arena no tiene nada de especial, excepto esos grandes escaparates que te separan de la lluvia y las chicas hablando en la terraza. Un sitio donde ver el mundo desde un café caliente.
En un momento de lluvia me acerqué a dibujar el Dakar nuevamente, después de ocho años, pero un prestigioso decorador había destruido todo su encanto.
En un momento de lluvia me acerqué a dibujar el Dakar nuevamente, después de ocho años, pero un prestigioso decorador había destruido todo su encanto.
¿Y cuándo has publicado "Bares de Santiago (1)"?
ResponderEliminarSi pinchas la etiqueta "Santiago" te aparecerá lo que hay al respecto, que tampoco es tanto. Un saludo Alfonso.
EliminarTenho uma pergunta para te fazer há muito tempo: Como consegues desenhar e escrever tanto? É preciso uma grande concentração e poder de observação.
ResponderEliminarLa respuesta , en este caso, es que he estado cinco días en Santiago con gente que no para de dibujar, sin ninguna obligación, aparte de hacer esto, ni nadie que me lo reproche. Me has visto en circunstancias parecidas en Lisboa.
EliminarTe echamos de menos allí. Un saludo.