Mohanad, de 20 años, y Ashraf, de 25, son dos jóvenes de Al Hamidiya, un pueblo del sur de Siria que se encuentra actualmente sitiado. Cuentan que los habitantes solo pueden salir algunas horas al día y venir a Jan Arnaba a comprar comida o a hacer recados, trabajar, estudiar; pero no pueden emplear la carretera principal, en la que un tanque israelí impide el paso en ambas direcciones. Tienen que ir a través de carreteras secundarias y los campos, y afirman que eso harán cuando vuelvan a empezar las clases en la universidad.
“Hace 15 días irrumpieron en Al Hamidiya y nos interrogaron. Nos dijeron que su presencia era temporal, pero no estamos seguros”, dice Mohanad. Ambos estudiantes tuvieron que abandonar sus casas una semana y, desde que regresaron, viven bajo ocupación. “Nos fuimos una semana en diciembre, en cualquier momento nos pueden volver a echar”, dice Ashraf desconsolado. “Estuvimos 20 días sin agua, porque cortaron el suministro general, cerca de la gobernación”, agrega. Mohanad expresa su frustración e impotencia ante la presencia de Israel: “Es imposible resistir, no tenemos fuerza. ¿Cómo podemos enfrentarnos a los tanques?”. —Francesca Cicardi en el Diario.es
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