He estado en guerras urbanas en El Salvador, Irak, Gaza, Bosnia y Kosovo. Una vez que luchas calle por calle, bloque por bloque de apartamentos, sólo hay una regla: matar todo lo que se mueva. Las conversaciones sobre zonas seguras, las garantías de proteger a los civiles, las promesas de ataques aéreos “quirúrgicos” y “dirigidos”, el establecimiento de rutas de evacuación “seguras”, la fatua explicación de que los civiles muertos quedaron “atrapados en el fuego cruzado”, la afirmación que las casas y edificios de apartamentos destruidos por los bombardeos eran morada de terroristas o que los cohetes errantes de Hamás fueron responsables de la destrucción de escuelas y clínicas médicas, es parte de la cobertura retórica para llevar a cabo matanzas indiscriminadas.
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