jueves, 30 de julio de 2020

diarios de sueños

Según el psicólogo madrileño Fernando Azor, apuntar nuestros sueños es "una manera de ser más conscientes de las preocupaciones o de las ilusiones que están en nuestra cabeza, y por tanto podemos hacer más énfasis a la hora de resolverlos". Son una buena herramienta de autoconocimiento. En muchas ocasiones, brindan información valiosa acerca de temas a los que conviene prestar atención.

Pero se recuerda solo una pequeña porción del total de lo soñado, y las evocaciones se mezclan, se confunden y se olvidan en pocos minutos. El valor de escribir los sueños está en no olvidarlos. Aunque no se recuerde el contenido exacto de lo soñado, apuntar las sensaciones o las emociones que se recuerde haber experimentado de forma onírica ya es conservar un recuerdo. El hábito de hacerlo, además, "estimula la memorización de los sueños", como puntualiza por su parte la psicóloga Aurora López. Es como un entrenamiento: si se persiste en la escritura de los sueños, cada vez resultará más fácil recordarlos.

"Escribir los sueños nos invita a explorar zonas en las que quizás, de otro modo, no se nos hubiera ocurrido indagar", apuntan Emilia Cortina y Bárbara Duhau, comunicadoras y docentes. "Hay muchísimos ejemplos de escritores y artistas que utilizaron sus sueños como fuente de ideas" para sus obras. El surrealismo es el ejemplo por excelencia. Robert Louis Stevenson contaba que las claves de algunas de sus obras más conocidas –entre ellas, El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde– le "fueron dadas" en sueños. Paul McCartney relata que despertó una mañana con el recuerdo de haber oído una melodía en sueños, y la reprodujo y la anotó y así nació Yesterday, uno de los mayores clásicos de los Beatles.

Para quienes quieran llevar un "diario de sueños", el principal consejo de ellas es "tratar de escribir los sueños 'en caliente", nada más despertar, para que el recuerdo sea lo más nítido posible. Con ese fin, conviene tener en la mesa de noche una libreta y un bolígrafo, o el móvil con una aplicación de notas o de grabación de voz fácil de manejar.

"Después –añaden–, con más calma, podemos volver sobre esas ideas para pasarlas en limpio o reconstruir lo que no quedó tan claro". "Escribir un diario de sueños debe tener un propósito y hacerse de forma constante", remarca Aurora López. Subraya que "con el tiempo y con la práctica podemos conseguir recordar los sueños con bastante detalle y convertirnos unos maestros de los sueños oníricos y lúcidos". "Una vez que se construye el hábito de escribir todas las mañanas, suele volverse más fácil recordar los sueños -aseguran Emilia y Bárbara-. Es una habilidad que se ejercita".

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