Al día siguiente, acabadas las clases, nada más regresar a mi cuarto para almorzar, me fijé en el paquete que me había dado la mujer de Sensei y que había dejado la noche anterior sobre la mesa. Lo desenvolví, elegí uno de los dulces cubiertos de chocolate y me lo metí en la boca. Al notar su sabor, supe al instante que Sensei y su esposa eran una pareja feliz.
Natsume Soseki. Kokoro. Impedimenta 2015
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