Mis colegas paleantropólogos han buscado arte neandertal en las cuevas. Pero buscan lo que hacía el sapiens. Si vamos a Altamira vemos los bisontes. Los detalles de las patas son los mismos que los que vemos a miles de kilómetros, en los montes Urales de Rusia. ¿Qué nos dice esto? Que no es arte, es técnica. Todos hacen exactamente lo mismo, como con el sílex. Las cuevas paleolíticas usan un mismo código que comunica: “Estamos juntos y somos iguales”. El arte aparece en 1863 con el salón de los impresionistas. Antes de eso, todo era arte académico, todos pintaban lo mismo. No era arte, sino técnica, refinadísima, artesanal. Manet, Pisarro, Monet, Renoir, se rebelan y empiezan a pintar de otra forma, y son rechazados por ello. Pero al final abren los ojos al mundo. Ese es el verdadero arte. El sapiens no acepta el arte sino como un instante de luz anecdótico, individual. La academia es una especie de neurosis colectiva. Con el neandertal es distinto. Sus objetos artesanales, como el hallado en Mandrin, son únicos, irreproducibles. Ese objeto dice: yo soy el único capaz de hacer esto. Es la fusión de arte y artesanía. No lo hemos visto porque hemos proyectado nuestra mentalidad sapiens. Hay arte neandertal en todas partes, detrás de los focos. Sin embargo, en los sapiens no hay arte. Ellos eran más libres que nosotros. —Ludovic Slimak, paleantropólogo autor de El neandertal desnudo
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