“Realmente necesito agradecer al Departamento de Justicia de los Estados Unidos por haberme arrestado en la frontera de Laredo, Texas. Descubrieron que estaba contrabandeando un cuarto de onza de marihuana. La forma en que nos arrestaron a nosotros, a mis amigos Cleon, el baterista, y Ackerman, el poeta, fue acorralándonos en una especie de control de carreteras y asalto motorizado y mientras nosotros, con las manos en alto por encima de nuestras cabezas, salíamos de nuestro Oldsmobile Super 88, Gatling. Se disparaban ametralladoras en el suelo delante y alrededor de nosotros. Suponemos que fue una acción apropiada para beatniks hipsters de entre 17 y 21 años. En cualquier caso, esto detuvo mi trayectoria hacia adelante para convertirme en un vagabundo sin límites. Cumplí cinco años de libertad condicional federal bajo la tutela de un oficial de libertad condicional muy amable, William Guerra, y me establecí para convertirme en el fotógrafo que soy hoy”.
Al regresar a Nueva York, estudió fotografía en la New School for Social Research con la famosa fotógrafa y profesora Lisette Model. Model lo animó y empezó a verse a sí mismo como fotógrafo.
En 1968, Fink fue contratado para cubrir el baile del centenario del Museo Metropolitano de Arte y fue la primera vez que trajo un flash. Para él fue “una estimulante revelación de poder”. En 1972 había cambiado de 35 mm a uno de doble lente de formato cuadrado y siempre usaba el flash portátil. Con este equipo, Fink dice que se sintió como un agente encubierto en la tradición de sus héroes artísticos Francisco de Goya, George Grosz y Otto Dix.
En 1994, Vanity Fair celebró su primera fiesta llena de estrellas después de los Oscar. De 2000 a 2009, Fink fue uno de los fotógrafos seleccionados por el editor Graydon Carter para fotografiar el evento. En una entrevista de 2009 le preguntaron cómo era fotografiar a todas esas estrellas. En el estilo clásico de Fink, respondió: “Soy el único fotógrafo que, al principio, no sabía quién era nadie. Soy el tipo de persona que no reconoce a las personas de inmediato, porque las miro de una manera primaria, como lo haría un bebé: 'Mira esa nariz o esos ojos', o algo así”. Fink admite fácilmente que no fue un reportero objetivo. Dice que en estos eventos estaba siendo testigo de la “vanidad, la mentira, la avaricia y la glotonería… de los capitanes de la industria y sus curtidas esposas”.
LarryFinfWeb
Siempre me pareció una especie de etnólogo de la fotografía, simplemente porque sus imágenes son a pie de calle. La calidad artística redondea su trabajo.
ResponderEliminarSu magistral uso de flash nos descubre escenas que nadie podía enseñarnos, y con esa belleza!
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