lunes, 25 de septiembre de 2017

el más bobo



Las primeras noticias que nos llegan del raphus cucullatus son del siglo XVI. En 1581 un conquistador español llevó el primer ejemplar a Europa. Dicen que los portugueses, cuando llegaron a la isla Mauricio, encontraron este pájaro del tamaño de un pavo, de un metro de alto y unos 23 kilos de peso, cabeza grande, pico ganchudo y patas robustas que carecía de depredadores naturales y, por tanto, anidaba en el suelo y había perdido la función de sus alas, pues con su gran olfato encontraba las frutas caídas de las que se alimentaba; y por lo fácil que era capturarlo, ignorante de la capacidad depredadora del hombre, y su aspecto obeso (acumulaban grasas para sobrevivir en las épocas secas) le llamaron doudo, algo así como insensato. Es a Sir Thomas Herbert a quien se le atribuye la denominación de dodopájaro bobo, que explicaba de esta forma: Tienen un semblante melancólico, como si fueran sensibles a la injusticia de la naturaleza al modelar un cuerpo tan macizo destinado a ser dirigido por alas complementarias ciertamente incapaces de levantarlo del suelo.

Los científicos piensan que es una evolución de la paloma en esta isla que, sin depredadores, vivía en tierra. Un estudio de la Zoological Journal of the Linnean Society sobre el cráneo conservado en el Museo de Historia Natural de Londres, sugiere que su inteligencia es la razonablemente normal de su familia, la de las palomas que, como recuerda la paleotóloga Eugenia Gold,  fueron entrenadas como portadoras de mensajes durante las guerras mundiales.

Cuando la recién creada Compañía Holandesa de las Indias Orientales (1601) se tomó en serio la explotación de la isla, llenó la isla de cerdos, macacos cangrejeros, perros, gatos y ratas, que hicieron la vida imposible a nuestro raphus cucullatus. Estos holandeses de inteligencia superior, además, esquilmaron sus huevos (parece que la carne no era de su gusto), destruyeron su hábitat con la tala de bosques y finalmente lograron su extinción en menos de un siglo. El último ejemplar fue visto solo 60 años más tarde, aunque se estima que se extinguió en 1690. Del primer viaje a Mauricio de la Compañía se conserva el diario de viaje de Joris Joostensz Laerle en el barco Gelderland, rellenado en 1602 y depositado en el Nationaal Archief de Holanda. En él aparecen varios dibujos a pluma de nuestro pájaro extinto.

Sin lugar a dudas, es John Tenniel, asesorado por un Lewis Carroll consciente de la poca altura de sus dibujos para ser editados, quien dio a conocer a todo el mundo el aspecto del dodo o dronte, con sus ilustraciones para Alicia en el país de la maravillas, para el que hizo 34 viñetas de octubre de 1864 a mayo de 1865 por 138 libras. El libro en su segunda impresión, la primera no gustó a Tenniel y se almacenó y Carroll sufragó los gastos, se vendió a una velocidad inusitada; lo que hizo rápidamente famosos al libro, a Tenniel, a Carroll, a Alicia y, cómo no, a nuestro pájaro bobo.

ILUSTRACIONES:

1. Grabado anónimo, 1598 (Rijksmuseum)
2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. Diario de viaje de Joris Joostensz Laerle, 1602 (Nationaal Archief)
10. Dibujo del pintor neerlandés Roelant Savery en 1626
11. Adriaen Matham, 1633 (Rijksmuseum)
12. Theodor Matham, 1658 (Rijksmuseum)
13. Anónimo de la escuela holandesa del siglo XVII (Christie's)
14. Willem Piso, grabado hecho en 1658 (Biblioteca Wellcome)
15. Grabado en madera de Thomas Bewick, principios del siglo XIX (Wellcome Library)
16. Grabado de J. Le Keux, principios del siglo XIX (Wellcome Library)
17. Ilustraciones del propio Lewis Carroll al crear Alicia en el país de las maravillas.
18. Ilustración de John Tenniel para Alicia en el país de las maravillas, por encargo de Lewis Carrol en 1864.

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