Gran placer volver, después de tanto tiempo, al internado del Ramiro de Maeztu, sus canchas de baloncesto y los edificios adyacentes y jardines de la Residencia de Estudiantes, en la colina de los chopos, ahora con tranquilidad y sosiego, acariciado por el sol y el sonido de su fuente. Encuentro que ahora el edificio del internado es del CSIC y la
nevera desapareció desde al hundirse su techo durante la Filomena.
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