miércoles, 7 de agosto de 2024

la vocación democrática de edmundo gonzález

           Hay una amplia campaña en los grandes medios de comunicación y las redes sociales para crear una imagen de Edmundo González Urrutia como un “abuelo amante de los pájaros”, un diplomático de carrera con “vocación democrática” que “lucha por la democracia” contra el “régimen de Maduro” en Venezuela. Sin embargo, los salvadoreños lo recuerdan de manera muy diferente.
    Durante los años 1979-1985, Edmundo González se desempeñó como segundo al mando de la Embajada de Venezuela en San Salvador, bajo el mando del embajador Leopoldo Castillo. Ambos funcionarios participaron en el proyecto de contrainsurgencia Plan Cóndor de los Estados Unidos en El Salvador.
    Según documentos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) desclasificados en febrero de 2009, Castillo fue mencionado como corresponsable de los servicios de inteligencia que coordinaron, financiaron y dieron la orden de ejecución de la Operación Centauro, que consistió en una serie de acciones violentas cometidas por el ejército salvadoreño y los escuadrones de la muerte del Plan Cóndor que fueron entrenados, armados y financiados por el gobierno estadounidense liderado por Ronald Reagan para eliminar a las comunidades cristianas que buscaban una salida pacífica y negociada a la guerra mediante la aplicación de los principios de la Teología de la Liberación.
    Durante el período que Castillo y González estuvieron a cargo de la embajada de Venezuela en El Salvador, las fuerzas armadas salvadoreñas y los escuadrones de la muerte asesinaron a 13.194 civiles, entre ellos San Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de la Iglesia Católica de El Salvador; cuatro monjas de la orden Maryknoll; y los sacerdotes Rafael Palacios, Alirio Macías, Francisco Cosme, Jesús Cáceres y Manuel Reyes.
    Incluso después de 1985, cuando Castillo ya no se desempeñaba como diplomático, todavía trabajaba como asesor de la estructura de inteligencia estadounidense en El Salvador, llamada Pentagonito. Fue durante este período que colaboró ​​en los asesinatos de seis sacerdotes jesuitas y dos trabajadoras del hogar, a saber, Ignacio Ellacuría, quien también era el entonces rector de la Universidad Centroamericana de San Salvador, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Juan Ramón Moreno, Amando López, Joaquín López y Elba y Celina Ramos, en noviembre de 1989.
    Sigfrido Reyes expresidente del Congreso salvadoreño, calificó a Edmundo González como “cómplice de crímenes de barbarie”. “Edmundo González tiene este oscuro pasado”, dijo Reyes. “Es responsable directo y autor de crímenes de guerra y de lesa humanidad… Edmundo González tiene las manos manchadas de sangre”. 
Saheli Chowdhury en Orinoco Tribune

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