Los investigadores explican que utilizaron los micrófonos para grabar plantas sanas y estresadas de tomate y tabaco, primero en una cámara acústica insonorizada y luego en un invernadero más ruidoso. Sometieron a las plantas a estrés por dos métodos: no regándolas durante varios días y cortándoles los tallos.
Tras grabarlas, entrenaron un algoritmo de aprendizaje automático –una Inteligencia Artificial– para diferenciar entre plantas sin estrés, plantas sedientas y plantas cortadas. Los sonidos parecen borboteos o chasquidos y son más frecuentes en las plantas estresadas que en las relajadas. Para que estas emisiones sean perceptibles por el oído humano los científicos han tenido que reducir su frecuencia.
Animales y otras plantas podrían estar escuchando y beneficiándose de los sonidos. Hadany y otros miembros de su equipo mostraron en investigaciones anteriores que las plantas pueden responder a sonidos y vibraciones, también que algunas aumentan la concentración de azúcar en su néctar cuando “oyen” los sonidos emitidos por los polinizadores.
Otros estudios han demostrado que las plantas cambian su expresión genética en respuesta a los sonidos. “Si otras plantas tuvieran información sobre el estrés antes de que se produjera, podrían prepararse”, apunta Hadany.
Otros estudios han demostrado que las plantas cambian su expresión genética en respuesta a los sonidos. “Si otras plantas tuvieran información sobre el estrés antes de que se produjera, podrían prepararse”, apunta Hadany.
Imagínate el sonido que producirán las plantas viendo aproximarse un incendio , en él ya , ni te cuento : (
ResponderEliminarDebe ser atronador, incluso en la lejanía, antes del crepitar.
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