domingo, 3 de abril de 2022

frascos de rapé chinos





Las botellitas de rapé chinas son obras de arte que combinan la talla, la pintura de las miniaturas en el interior y la caligrafía; estos pequeños contenedores eran muy apreciados por los emperadores de la dinastía Qing (1644-1911).

El rapé es tabaco en polvo que se consume inhalándolo (o masticándolo), usualmente mezclado con menta, jazmín, alcanfor, almizcle y hierbas chinas. En el caso del inhalado, la nicotina se absorbe mediante las membranas mucosas, al interior de la nariz. Su consumo se convirtió en un complejo ritual propio de las cortes imperiales. La tapa de la botella contenía una pequeña cuchara con la que finamente se servía el tabaco en la parte trasera de la mano, posteriormente se inhalaba.

El tabaco, planta originaria del continente americano, fue introducida a China a finales del siglo XVI por misioneros occidentales. Dada su calidad de planta exótica, en el inicio el tabaco fue uno de los tributos ofrecidos a los emperadores chinos; después de su amplio cultivo en el archipiélago filipino, se convirtió en un material susceptible de ser comercializado. Rápidamente tuvo popularidad entre las clases altas chinas y más adelante su consumo se filtró hacia todos los niveles de la sociedad de la época.

Tal como los indígenas americanos, los chinos atribuían propiedades medicinales y curativas a esta exótica planta. Así, el rapé era considerado como inhibidor de la fatiga; como disipante de resfríos y congestiones; alivio para los dolores de cabeza, migrañas, dolores dentales, molestias en el tracto respiratorio; un tratamiento contra el asma y el estreñimiento. En fin, era considerado como un digestivo muy efectivo.

El emperador Qianlong tenía una especial preferencia por el rapé, sin embargo, parecía estar más obsesionado con el fino arte de las botellitas. Fue bajo el mandato de Qianlong que este arte chino alcanzó su cúspide. Su abuelo, el emperador Kangxi, ya supo apreciar los efectos del rapé y el arte impreso en las botellas de cristal provenientes de Europa que lo contenían. Hasta llegó a invitar a artesanos europeos para que produjeran las botellas en su palacio. Más adelante, una vez que habían aprendido el arte de los europeos, los artesanos chinos se dieron a modelar botellitas de rapé con todo tipo de materiales – vidrio soplado, cristal, cerámica, jade, marfíl, coral, etc. Los dragones, fénix, aves, flores, poemas, todos fueron incorporados para dar el toque chino a este arte. De esta forma, las botellas de rapé fueron primero talladas, luego moldeadas, grabadas y pintadas por dentro con notable y peculiar estilo. La exhaustiva labor llevaba al artesano a emplear infinidad de horas en el proceso de pintado, el cual era realizado a través del pequeño cuello de la botella. La superficie interior de la botella era meticulosamente preparada para poder ser pintada. Largas brochas con delicadas cerdas eran utilizadas.

Las botellitas de rapé no tardaron en convertirse en un símbolo de estatus, eran ávidamente coleccionadas. Cuando uno de los ministros del emperador fue sentenciado por corrupción, quienes incautaron sus propiedades descubrieron que poseía más de dos mil botellitas de rapé de excelsa manufactura.

En el siglo XVIII, el arte que había venido de Europa y que se había mejorado en China, viajó de regreso a occidente. Estas botellitas de cristal, ahora con motivos chinos, eran presentadas como regalos diplomáticos para los dignatarios como muestra de la artesanía tradicional china bajo la dinastía Qing.

Con la llegada de otras formas de consumo de tabaco, las botellitas de rapé quedaron, durante largo tiempo, prácticamente en el olvido. Hoy día, los artesanos han vuelto a emplear su valioso tiempo para producir estas excelsas obras de arte. No obstante, el avance tecnológico, los acercamientos por computadora, han hecho mucho más fácil pintar las miniaturas en el interior de las botellas. Hay quienes se atreven a afirmar que las técnicas artesanales de la actualidad han sobrepasado, en calidad, a aquellas de la época de los Qing.

Botellas de rapé de la colección Tuyet Nguyet y Stephen Markbreiter, dinastía Qing, finales del siglo XVIII.

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