Septiembre es un mes extraño al que le tengo especial cariño. Para muchos es un mes triste, porque supone la vuelta a la esclavitud; pero yo he preferido este mes para viajar o descansar, pues todos los demás ya se han ido. De todas formas sí, es extraño, siempre viene cargado de cierta nostalgia. Como si fuera la última oportunidad para ser felices. Como si, cargados con las maletas, nos diésemos cuenta de que nos vamos de un lugar maravilloso donde podríamos haber comenzado otra vida. Incluso si estamos en casa, algo nos dice que no acabamos de aprovechar ni el sitio ni el tiempo.
En 1996 usé un cuaderno de un enorme formato, difícil de llevar y sacar para dibujar. Más tarde entendería que los cuadernos más prácticos son los de bolsillo.
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