He hecho más kilómetros en este proyecto que en el del Amazonas, dice Manolo a quienes acudieron a la presentación de su nuevo libro Guadianas, que publica en Alambre Ediciones, y que presenta como una crónica visual, un viaje por el río hecho de muchas veces, buscando la luz o ese elemento propicio. Puede haber fotos de hasta diez años, dice. Acercándose a esa gente que no aparece en los libros de Historia. A su vida, los pequeños objetos que los rodean, sus bares, sus animales, su olor.
Sus retratos son de gente que vivió en el río, y que sigue viviendo de alguna manera. Manchegos, extremeños, andaluces, alentejanos y algaravíos. En su cercanía a esta gente ha visto que cuanto más cerca se está de la desembocadura, más se le quiere; aquí lo usamos de cloaca.
No es un paso por el Guadiana ni una obra de naturaleza o paisajes, Guadianas son sensaciones, personas que ha conocido, cosas que aparecen y desaparecen como el propio río -porque el agua se las traga y luego vuelven a surgir de entre ella, un patrimonio escondido que convendría recuperar-, los pueblos, los pocos ribereños...
Libro sobre Los Armaos del Campo de Calatrava
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