sábado, 23 de abril de 2016

llegada a ansó

A estos maños les gusta hablar y yo me siento excesivamente discreto. El viejo que me cuenta su vida en el autobús, las dos chicas que me recomiendan una casa para dormir, la dueña de la casa que me llena la cabeza de explicaciones, la hija de la patrona, el abuelo de la plaza... todos cuentan y cuentan cantandico al extraterrestre recién llegado. Hay que poner cuidadico usted parece buena persona, quieto bichico que me tienes negro, a Jaca te va a costar dos horas.

En la puerta de la iglesia el cura ha puesto un cartel para tu proceder. Has de encender la luz del templo pulsando el interruptor que hay junto al piloto rojo. En el lado izquierdo del altar mayor, hay una puerta que lleva al museo etnográfico. Si subes las escaleras, una mujer te explicará los objetos expuestos por 75 pesetas. Mis cien pesetas se caen al suelo y le pido perdón. La tonta he sido yo, dice.

La noche puede ser terrorífica en Ansó con tantas piedras marcadas encima de las puertas; cabras amontonadas o en fila, fechas, cifras, cruces blancas o azules. Es un pueblo sin edad lleno de extraños signos. Sus callejuelas son los pasadizos de un laberinto de piedra. Todas las casas son de piedra y madera, pero ninguna es igual. Entre magia y terror suenan de noche las gaitas, el acordeón y los bombos y alguien grita con todas sus fuerzas como un lobo.

Gastos: pensión 2.500, libro 600, mapa de Hecho y Ansó 600, museo 100, comida 500, cena 300, TOTAL 4.600 pesetas
             TOTAL ACUMULADO 20.500 pesetas

Viaje a las montañas. 23 de julio de 1986

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