martes, 15 de julio de 2025

el gran proyecto de albert kahn













 
    Para cuando Albert Kahn falleció en 1940, el banquero y filántropo francés había reunido una colección de más de 72.000 fotografías autocromas. Los Archivos del Planeta es su extenso proyecto global para documentar y preservar un mundo en constante evolución a través de la fotografía temprana en color. En 1911 reveló sus planes: pretendía documentar a toda la humanidad, para "arreglar de una vez por todas, la apariencia, las prácticas y los modos de actividad humana cuya desaparición fatal es solo cuestión de tiempo". Para ello pagaría a un equipo de fotógrafos y cineastas para que recorrieran el mundo y documentaran sus prácticas, sitios y múltiples formas de ser. Las imágenes y el metraje resultantes se convertirían en los Archives de la Planète, un grandioso homenaje a un mundo cambiante. Para el momento de la muerte de Kahn el 14 de noviembre de 1940, solo unos meses después de la ocupación de Francia por la Alemania nazi, su equipo había acumulado más de cien horas de película y más de 72.000 autocromos, un precursor de la fotografía a color moderna. 

    Kahn supervisó varios proyectos que reflejaban su interés por el mundo en general, incluyendo las becas de viaje Autour du Monde; varias fundaciones dedicadas a diversos estudios, desde biología y geografía hasta economía, política y sociología; y un almuerzo informal semanal con invitados ilustres como Albert Einstein, Marie Curie, Thomas Mann y Rabindranath Tagore.

    La semilla de los Archivos del Planeta surgió durante una gira mundial que Kahn realizó entre noviembre de 1908 y mayo de 1909. Combinando negocios y formación cultural, el itinerario que lo llevó a Asia y Norteamérica no fue muy diferente de sus viajes anteriores. El cambio notable fue que Kahn le pidió a su chófer, Albert Dutertre, que documentara el viaje tanto en película como en fotografía estereográfica, una forma temprana de la imagen tridimensional.

    Muchas de las imágenes de Dutertre muestran los rasgos cotidianos que definen un lugar: multitudes, edificios, gente en sus actividades cotidianas y cotidianas. Fotografió a una mujer caminando por una de las amplias avenidas de Manhattan, a los bomberos reunidos en Tokio, el puerto de Shanghái mientras Dutertre y Kahn atracaban. Kahn, quien desconfiaba del turismo y, por lo tanto, evitaba los caminos trillados, se deleitaba con estas escenas de personas "reales" con vidas "reales". Su filosofía era decididamente antiturística, y le atraía la idea de capturar cómo vive la gente realmente y los lugares que consideran su hogar.

    Para Kahn, la industrialización representaba una amenaza existencial, una amenaza destinada a destruir el patrimonio cultural y ambiental que tanto valoraba. En lugar de optimismo, veía el futuro con resignación. Incapaz de detener el avance implacable del tiempo, hizo lo único que creía posible para salvar esta herencia: filmar el mundo tal como era.

Parece que Kahn comprendió el potencial que ofrecía tal "viveza", y probablemente se percató del autocromo desde el principio, pues había asistido a las presentaciones del explorador y fotógrafo Jules Gervais-Courtellemont. Tituladas "Visions d'Orient", estas conferencias comenzaron en el invierno de 1908 y presentaron imágenes iluminadas por linternas que narraban el viaje de Gervais-Courtellemont por Oriente Medio. El espectáculo cautivó a Kahn —incluso invitó a su amigo Auguste Rodin a acompañarlo— y varios de los autocromos de Gervais-Courtellemont estarían entre las primeras entradas registradas en los Archives de la Planète. El color, como tal, fue esencial para la creación del Archivo. No habitamos un mundo en blanco y negro, sino uno compuesto de violeta, rojo óxido, amarillo crema y verde oscuro, una paleta de tonos mundanos que el autocromo se esfuerza por capturar. Para Khan, el color podía ayudarle a evocar lugares y personas de forma más efectiva, una fidelidad que era vital para su tarea de archivo.

    Las fotos de este reportaje se obtuvieron en viajes a África en la década de 1910.

Grace Linden para The Public Domain Review

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