Después de una expo fascinante guiada en La Casa Encendida (
Loving the alien) nos subimos a la terraza a tomar el sol. El ascensor huele a palomitas. El sol nos hace felices y nos carga las baterías. Parece que abajo estuviera el mar y el cilindro del Circo Price fuera una isla. Abajo nos espera un merlot con un arroz con salmón y mayonesa en el bar Valdivieso. Lo alargamos tranquilamente y dibujo a la camarera y los parroquianos. ¡Qué hermosos son los domingos soleados de invierno!. Por la mañana, junto a la gente que se puso de guapo y fue a divertirse a los bares.
Todos estos dibujos recrean un Madrid desconocido para mí, pero al que apetece acercarse. Recuero un fantástico domingo en Madrid, con audición de sardanas en una glorieta del retiro, una buena comida en Casa Lucio, y por la noche ver el estreno de Blade Runner (ha llovido) en un cine al lado del VIPS, cerca de la Torre España.
ResponderEliminarSaludos.
Esos maravillosos domingos, merecen la vida.
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