Hay una dimensión, la dimensión narrativa del tiempo, que existe más allá del presente matemático de la computadora. Y nuestro cerebro, debido a la flecha direccional de transmisión neuronal, puede pensar en esa dimensión.
Nuestros pensamientos en el tiempo no son necesariamente correctos, buenos o verdaderos; de hecho, estrictamente hablando, dado que el tiempo se encuentra fuera del ámbito intemporal del silogismo, ninguna de nuestras reflexiones de esto-lleva-a-eso califica como candidatas a la rectitud, bondad o verdad. Existen en el ámbito de lo especulativo, lo contrafáctico y lo ficticio. Pero aun así, su temporalidad permite que nuestro cerebro mortal haga cosas que las puertas NOR/NAND super poderosas de las computadoras nunca harán. Cosas como planear, experimentar y soñar. Cosas como escribir las peores novelas del mundo, y también las mejores.
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