lunes, 25 de julio de 2011

pamplona en domingo





Es difícil cambiar ahora el reloj. Nos levantamos a nuestra hora, pero Pamplona está de domingo. Todo vacío, vagamos por las calles que ayer estaban hasta arriba. Busco una pensión más céntrica y barata que el hotel. Están abriendo San Cernin. Me quedo pasmado con las figuras policromadas de la portada. La última fila es mejor que una peli de zombies (y además secuencial): los muertos levantan las tapas de los ataudes, se levantan y caminan pidiendo soma, son enjuiciados por gente de tiros largos y finalmente hervidos en una olla de caníbales africanos. ¡Resucitar para esto! parece decir una señora despechada que no acaba de acomodarse.
La obra cumbre de Ventura Rodriguez desmerece mucho del interior gótico de la catedral. Hermosas narices las de los dormidos reyes de Navarra. San Juan Bautista bautiza a Jesús con la concha de una vieira.
En el Museo de Navarra me impresionan los capiteles del claustro románico de la Catedral, el Mapa de Abountz, las estelas funerarias romanas de Aguilar de Cadés y la talla del obispo mosqueado de Carrión de los Condes, impresionante de verdad.
Pillo pensión en Sarrasate. Está bien pero tiene ese tufo de hidalguía blasonada, de decadencia gótica, que es justo lo que menos me gusta de esta ciudad. Esa madera de roble labrada y las tapicerías de las sillas me huelen a rancio, como los escudos, los vitrales y las corazas. Me recuerdan el despacho de mi padre, de muebles labrados en madera maciza, donde las patas de las sillas acababan siendo de fieras de largas uñas. Y por allí andaba Don Quijote vestido de caballero. Aquella misma caspa burla de Don Miguel.
Como de pinchos en La Comedia. Destacar el de champi con verduras salteadas, riquísimo. Café en la terraza del Iruña, dibujando la plaza. Gente austera semi seca, miran sin ser capaces de expresar. Más simpáticas ellas que, dónde va a parar. Helado en La Turronería, la dueña se enrolla con todo el mundo. Me siento a dibujar a la gente feliz de un domingo por la tarde.
-Mari Ángeles que vais andando y no pensáis ni donde vais.
Todas las calles iguales con el mismo suelo. Balcones y balcones. Música en San Francisco. Puertas bonitas en la Dormitalia y el antro del 54 (Pinturas Olabe y Cía.) de gente joven. Acabo en el frontón cubierto de Labrit. Ceno de pinchos en el Kantxa. Me gusta el ambiente pamplonica, como de barrio. Seco el camarero. Son pinchos de sandwichera, poco elaborados, pero me gusta que se junten familias, abuelos y chavales. La copa me la bebo en La Terraza de Labrit, fumando calentito. A pesar de las chicas del osea rezumando volantes rosas, premio a la camarera más simpática del mundo, a la chica más simpatica del mundo, capaz de apañar un día a este estúpido peregrino.

2 comentarios:

  1. Jose Mari cuando llegues a Logroño, yo tengo alojamiento, no busques más. Quizá no te acuerdes de mi, pero me has dibujado y sería un placer verte.
    estebas8@gmail.com

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  2. Mi viaje acaba aquí María José, en Pamplona. Hoy voy a Madrid. Mañana se inaugura la expo de DibujaMadrid en el Museo ABC y quiero estar. Seguro que habrá otra oportunidad. Gracias.

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