jueves, 31 de octubre de 2013

31oct2005: viaje a estambul



Llevo muy mal material. El cuaderno tiene el papel satinado y no admite el agua de las acuarelas y la vieja pluma está atascada. Iremos adaptándonos a lo que tenemos, como siempre. Llegaremos en pleno mes del Ramadán, que acaba el día 3, fiesta que también viviremos. Avión incómodo, doy con las rodillas en el asiento de delante y no puedo abrir la mesita. Bueno, hemos pagado muy poco.

Sale el sol. Las aeromozas hablan inglés y turco. El avión hace un ruido tremendo, es difícil acostumbrarse. Volamos sobre un mar de plata brillante con corrientes mates. El sol deslumbra. Nos cambiamos a la primera fila y podemos estirar las piernas. Nos cruzamos con otro avión a lo lejos, una silueta. El horizonte por encima de las nubes. Bajamos al Egeo, barcos de mercancías.

Nos espera un guía que se llama Babazula, que se lee con s líquida. Nos cuenta que lo mejor para la resaca es una sopa de vinagre, cebolla y callos. En la aduana nos pegan el adhesivo de la visa. Comemos en una parrilla popular. Bastante bien, un potaje de habichuelas y un donner kebab de cordero y pollo con ensalada de yogur, con dos vasos de ayrán, por unos ocho euros. El ayrán es una bebida fría de yogur con agua, sal y ajo.

Paseamos por la Universidad, el Gran Bazar, la Mezquita Azul, Santa Sofía y el puente de Galata. Cago en un retrete público por 50 céntimos con un papel como el del elefante. Luego, el simpático guardián se apiada de mí y me da un clinex y me deja entrar en el de las chicas y librarme del agujero. Me recuerda que hay que coger papel y escobilla con la mano izquierda si como con la derecha. Me da otro clinex para secarme las manos y deja una banqueta a Beni para esperar.

Volvemos en tranvía al hotel. El jabón lleva en relieve welcome y la taza tiene un chorrito que la convierte en bidé. En la tele sale Felipito diciendo que su señora ha tenido que someterse a una cesárea y han sacado una niña ochomesina que se llamará Leonor.

rascayú y los alegres esqueletos en la noche de difuntos


gente montada en el circular






atrapado


















Los recortes en servicios sanitarios en Estados Unidos han llegado a máximos históricos, para conseguir unos mínimos históricos en atención. Los enfermos mentales graves han acabado en centros penitenciarios del Estado para evitar que hagan daño, olvidando el tratamiento de su enfermedad. Los estudios clínicos han demostrado que un aislamiento prolongado solo consigue exacerbar su enfermedad.

El fotógrafo Jenn Ackerman hizo este espeluznante reportaje titulado Atrapado en la Unidad de Tratamiento Psiquiátrico Correccional del Estado Reformatorio de Kentucky como único testigo permitido.

guantes blancos para hojear cuadernos





Los guantes blancos sobre una mesa en una exposición ofrecen una invitación a ponérselos y recorrer una serie de obras de arte en las páginas encuadernadas. Una vez que empecé a hojear Bay Area del artista Ward Schumaker, de sus álbumes de hojas pintadas en la nueva galería de Potrero de Jack Fischer, ya no podía parar. Kenneth Baker, crítico de arte del diario San Francisco Chronicle.

Blog de Ward Schumaker.

miércoles, 30 de octubre de 2013

paseando por marte







Debidamente anclados en las butacas del Mars Reconnaissance Orbiter y flotando sobre el planeta rojo. Estas imágenes son del telescopio de HiRISE, un dispositivo de imágenes capaz de tomar fotos en alta resolución del paisaje marciano. Mientras orbitó el planeta envió cerca de 30.000 fotos, que han sido utilizadas por la NASA para encontrar puntos de aterrizaje claros para vehículos todoterreno, y por los investigadores para obtener más información sobre las características de la superficie de Marte.

Fuente: The Verge.

martes, 29 de octubre de 2013

último día en valencia




Amanece en la casa y las flores de los azulejos se levantan mientras me ducho. Paseo hasta los Jardines del Real. En una esquina aparece la Casa de los Dragones. Paso un puente con el espinazo de Calatrava, peste del día siguiente al botellón en la ribera del Turia y un mendigo bebiéndose los restos, acacias del Japón péndula en el Jardín del Real, la Casa del Jardinero Mayor de Valencia, estatuas románticas alegóricas y una reproducción de la Dama de Elche. Me recuerda un viaje de pequeño en que me trajo mi padre. La Avenida de la Pau hasta la Plaza de la Reina, con las Torres del Miguelete y Santa Catalina al fondo.

Beni ya ha hecho las maletas. Cortamos agua y luz. El sol ilumina la parte superior de la rebonita Estación del Norte. Las cerámicas brillan, las estrellas rojas. En el 5 vamos al IVAM, donde hemos quedado con Rosa. Vemos una expo chula de una artista valenciana que hace cosas con los papeles recogidos de las ruinas, que cose en casa. Se llama Elena del Rivero y vió arder las torres gemelas. Julio González, Ignacio Pinazo. Dibujo desde la terraza de Rosa los tejados hacia las Torres de Serrano.

Pilar trae su superfurgoneta para que la veamos. Montados dentro, vemos como la dueña se ensancha. Comemos en los jardines de enfrente. Nos comemos una paella buena, pero no para tirar cohetes, el arroz está abierto. Nos invitan. Cogemos un taxi a casa, que se hace tarde, y nos largamos a Madrid. En el Altaris nos castigan con El Señor de los Anillos, una peli llena de bichos subiendo y bajando montañas y un bobo llamado Floro.

lunes, 28 de octubre de 2013

valencia guiados







Temprano me levanto a pasear por el bulevar de tierra de la Gran Vía del Marqués de Turia y Jorge Juan hasta el antiguo Mercado de Colón, un edificio modernista de Francisco de Mora y Berenguer. Con un armazón de hierro impresionante, ladrillo, cerámica y cristal. Está ahora convertido en centro comercial pijo, con terrazas de cafeterías en el bajo de camareros engreídos de negro y llenas de pijos guapetones sin ninguna naturalidad (todo como a cámara). La dependienta de una tienda estudió arquitectura y le encanta Lavapiés porque por allí se siente libre, sin la presión de esta burguesía rubia que se ríe contenidamente.

Ya con Beni, nos apuntamos al desayuno a 2,50 con bollo, café y zumo de naranja. Bus con teles pasando propaganda. Palmeras, palmeras y un solecito que acaricia. Tejados de teja árabe, el Puerto lleno de rascapisos de cristal.

Rosa viene a la casa. Nos dice que vivió con sus padres en una de este tipo hasta que ellos murieron. Ella es un tía simpática, aunque con esa manías de los que viven solos. Nos lleva a la Ciudad de las Artes y las Letras, comida al Turia. Una exageración desmedida con dinero público. Edificios blancos escultóricos sobre una alfombra verde. Impresiona el edificio de la ópera, de Calatrava, con extraños brillos. El Palacio de las Artes parece un casco de un guerrero. Rosa está orgullosa, pero a nosotros nos cansa tanto asombro inaccesible de dimensiones divinas.

Nos sube a la cafetería de El Corte Ingés por las vistas, pero está anocheciendo y en los cristales solo nos vemos a nosotros. Allí nos presenta a su amiga Pilar, mi amiga hippie dice, una documentalista que llega feliz porque acaba de comprarse una auto caravana. Nos habla de un local, Ca Revolta, donde hay conciertos, exposiciones y pasan películas. Está en el barrio del Carmen y está haciendo una campaña de socios para sobrevivir. Allí vamos. Es un local de tres pisos unidos por una bonita escalera. Nos gusta.

Desistimos de cenar de tapas en La Tasca Ángel porque hay cola. Un grupo de chicas nos dejan una mesa en la terraza de El Kiosko, en la Plaza del Doctor Collado, rodeados de una casa de numismática con enorme reloj en la fachada, otra de telas metálicas, La hija de Blas, y el Lisboa, que ocupa toda una manzana. Riquísimas las clóchinas, que parecen un tipo de mejillón pero con mucho más sabor. Excepto los boquerones todas las tapas están muy ricas. La camarera nos tira las palabras y Rosa se indigna y falta un pelo para largarnos. Nosotros somos quienes pagamos, dice con razón.

No somos gente de trasnochar, dicen, y se van. Nosotros nos vamos paseando hasta la plaza de toros. En casa coloreo los dibujos. Rosa está muy contenta con el suyo, pero Pilar dice que parece mayor y que su amiga hizo trampas enseñando solo su lado bueno.

domingo, 27 de octubre de 2013

viaje a valencia en 2006







Llegamos a Almansa a las diez. Nublado. Desayunamos en el Miguel rodeados de curritos almorzando como es debido. Mientras Pablo sale al recreo, visitamos la ermita que usan de Centro de Interpretación de la Batalla de Almansa, donde un barbudo nos la explica señalando con una vara una gran reproducción del famoso cuadro de las Cortes de Valencia. Otro café con Pablo, que nos presenta al alcalde, que me dice que me he hecho famoso desde mi expo de los cuadernos. Luego nos acompaña a ver la copia del cuadro de la Batalla que hay en el Ayuntamiento.

Visitamos el mercado y tomamos algo en el bar. Lo lleva Lucía, que acaba de tener un bebé y que entretiene la abuela en la carnicería de enfrente. Comemos en Los Cuchillos. Los espárragos están pasados y ha perdido su encanto.

Vamos en bus, el paisano de enfrente tiene melenas en las orejas. Ya en la estación de Valencia, pillamos el 8 a la plaza de toros. Cerca está la casa que nos ha prestado Concha, que está en un edificio modernista y que apenas si han tocado. Suelos de losetas pequeñas con muchos colores, arcos, lámparas y muebles antiguos y un gran patio. El baño es completamente original. En esta casa apetece vivir.

Paseamos hasta la plaza del Ayuntamiento por calles peatonales con terrazas. Allí también está el edificio de Correos. El mercado, la Lonja de la Seda del siglo XV (patio-jardín, columnas góticas helicoidales, madera policromada). Majestuosa Catedral donde, para nuestra sorpresa, una orquesta toca y los coros cantan como ángeles eso de Gloria, Gloria, Gloria in excelsi Deo de Bach, llenándola como si fuera humo.

Bodegó de la Sarieta, Bodegas Baviera, las terrazas de la Plaza Negrito, donde parece que está la marcha nocturna. La Plaza de la Reina, con la Puerta de los Apóstoles, la heladería El Micalet, la Iglesia de la Virgen de los Desamparados, los patios góticos de la calle de los Caballeros y sus callejones. Teatre Talia, la Plaza del Correo Viejo con una fuente en el centro. En la Plaza Lope de Vega un yonki (?) canta rumbas a lo Camarón con una guitarra a lo Peret y con un ritmo endiablado. Después, los rumanos nos tocan con el acordeón Extraños en la noche, sin pasión, en el Café del mar con un gusto intenso al verde de sus habitas.