lunes, 18 de julio de 2011

camino aragonés: del puerto de somport a jaca






Día duro, treinta kilómetros son muchos. Seguimos el curso del río Aragón. Desde la frontera con Francia hasta Canfranc muy bien. Fresquito y verde. Picachos de los Pirineos. A partir de Canfrac y, especialmente desde Villanúa, los caminos son cabañares de piedras sueltas y a pleno sol. Se hace muy difícil.
En la primera mitad vemos las pistas de Candanchú y paisajes alucinantes, bajamos escaleras de troncos y pasamos puentes de madera, visitamos búnkeres y refugios, la fundería del Anglasé allí arriba, atravesamos bosques de coníferas, fresnos, boj y arces, visitamos la estación alucinante de Canfranc , depósitos, cascadas, Canfranc encajonado en el desfiladero del Aragón con la bandera republicana izada en la Plaza de la Iglesia, el antiguo Pon Nou. O sea: bastante divertido hasta Villanúa (donde me como un pincho de tortilla caliente de acelgas, regada con coca cola) como puede verse en el plano repleto de dibujillos.
Pero muy aburridos los últimos 14 kilómetros, excepto Castiello de Jaca, un pueblo precioso de casas de piedra con los tejados de pizarra y unas historiadas chimeneas circulares muy bonitas. Los últimos kilómetros, matadores. Acabo con los pies machacados, sin siesta y sin San Juan de la Peña, pues se ha hecho muy tarde. Nos bebemos unos bocalibres y luego cenamos, muy bien, de tapas en La Tasca de Ana: rodolfitos (crujientes langostinos en salsa), papas con mojo picón, tosta de cebolla con oporto, piparras fritas, tostas de anchoas sobre queso y la tapa popular (solomillo de vieiras con salsa). Muy cerca de la Torre del Reloj, absolutamente recomendable. Con buenos y variados vinos y camaracas simpatiquísimos.
Un heladito en el Pilgrim, frente a La Ciudadela, se está en la gloria. Y a doblar.

He tenido que hacer la foto del cuaderno con luz artificial y no queda muy bien. Espero mañana, trataros mejor.

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